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lunes, 22 de octubre de 2012

Perón, el fracaso de Huemul y lo que vino después




Porque el proyecto Huemul fue un fracaso, claro que sí.
Se lo vendió a Perón un cura que decía saber de ciencia y que le creyó a Richter, un químico que consiguió mezclarse con los ingenieros aeronáuticos alemanes que habían diseñado el primer avión de caza a reacción de la historia y que, al no poder refugiarse también ellos en Estados Unidos, optaron por venir a la Argentina y diseñaron (y la Argentina construyó, ojo, pequeño detalle) el Pulqui 1 y el Pulqui 2. Si los quieren ver, están en Tecnópolis. Todos lo aeronáuticos saben que el Pulqui 2 es notablemente parecido a los primeros modelos de los Mig soviéticos. Claro, la URSS también hizo su cosecha.
Pero Hitler, por suerte, no avanzó en un proyecto de energía nuclear, y Richter se vino aquí con algunas ideas muy poco elaboradas.
Le ofreció a Perón construir un reactor nuclear de fusión y Perón le creyó y le dio todo lo que le pidió. Los americanos, luego los rusos, y luego varios otros países han construido bombas atómicas de fusión, las han probado y han demostrado que funcionan. En aquel momento, años 50, se estimaba que el desarrollo de un prototipo operativo de reactor nuclear de fusión, productor de electricidad, requeriría unos 30 años. Hoy, luego de 50 años de enormes gastos y arduo trabajo, se estima que para llegar a eso harán falta unos 30 años y será necesario hacer un esfuerzo conjunto entre los países más desarrollados.
Hubo en aquel momento varios de los mejores físicos de la Argentina que hablaron con Perón y le dijeron que tenían muchas dudas sobre la seriedad del proyecto Huemul. Perón los mandó a visitar la isla y hablar con Richter. Cuando volvieron, el informe que le enviaron decía que Richter, con el método que quería seguir, no iba a lograr nada.
¿Qué hizo Perón? ¿Se asustó por el escándalo, ocultó todo?
No. Creó el Centro Atómico Bariloche y el Instituto de Física, hoy llamado Balseiro en honor al físico que lideró el grupo de evaluadores del proyecto Huemul y propuso instalar una escuela de física de alto nivel en Bariloche.
Esa claridad de objetivos, esa energía audaz de Perón fue el comienzo de lo que hoy tenemos en Bariloche. El Centro Atómico, el Instituto Balseiro, Invap y todas sus empresas derivadas y, como brillantes resultados no previstos, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y un conjunto de empresas que, aquí en Bariloche y en otros lugares, han hecho suyo el desafío y continúan la batalla.
Seguramente Perón no previó todo esto. Pero Perón fue un líder que olfateó el futuro y que, en un momento favorable, supo marcar el camino.  

Jorge Oscar Marticorena

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