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martes, 25 de junio de 2013

MANIFIESTO POR LA CULTURA

INVITACIÓN A ADHERIR

El día 6 de junio de 2013 se realizó en la Sala de Prensa de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche el I Foro por la Cultura, siendo su objetivo generar propuestas para un programa de políticas culturales. 
Se escucharon las exposiciones de Liliana Lolich -especialista en Patrimonio Cultural Ambiental-, de Patricio Calvo -especialista en Políticas Culturales Municipales- y de las representantes de los Trabajadores de la Cultura de Bariloche Gabriela Larrea, Viviana Dziewa, Sol Bonangelino y Vanessa Arroyo contando con la coordinación de Karin Richer, miembro de Carta Abierta Bariloche. Cada uno de los expositores trasmitió su visión particular de las problemáticas que involucran al área de la Cultura en general puntualizando también aspectos de nuestra realidad local.
En la segunda parte del Foro, el público presente –que colmó la Sala de Prensa- se reunió en grupos pequeños a fin de consensuar distintas propuestas que serían integradas a un documento único, el Manifiesto por la Cultura.  

Este es el documento que hoy presentamos y ponemos a consideración de la comunidad de San Carlos de Bariloche.  Invitamos a todos a manifestar su adhesión al mismo, firmando las planillas que se pondrán en circulación a través de distintos colectivos de artistas de nuestra ciudad y en La Escuela de Arte “La Llave”.


Alternativamente, se puede adherir enviando los datos del firmante (nombre, documento) a: 
Incluir  también -si así lo desean- disciplina cultural de interés, comentarios y dirección de contacto. 

Si desea adherir a través de este blog: http://cartaabiertabariloche.blogspot.com.ar/  agregue los datos en Comentario (al pie de esta página).

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ESPACIO CARTA ABIERTA BARILOCHE

          I FORO POR LA CULTURA

 San Carlos de Bariloche, 6 de junio de 2013




MANIFIESTO POR LA CULTURA 

Este Primer Foro por la Cultura, organizado por el Espacio Carta Abierta Bariloche, tuvo como objetivo principal visualizar las problemáticas del área de Cultura de la ciudad de San Carlos de Bariloche, expidiéndose como una herramienta activa y promotora de aportes para el desarrollo colectivo cultural.

Queremos activar un movimiento que contenga las diversas voces y presencias comprometidas en la participación en los destinos culturales locales, traspasando los límites de las diferentes administraciones para instalar la cultura como una política de Estado de nuestro Municipio. Hace falta rediseñar y resignificar el sentido de vivir en esta ciudad a través de las oportunidades de intercambio popular que democraticen, que revolucionen e inviertan la cultura de desconocimientos mutuos.

Es apenas un comienzo, tendremos que multiplicar las referencias, llegar a más gente, impulsar siempre la presencia de todos los sectores para poder hablar de comunidad y de representatividad ya que poco o nada puede hacerse en función del otro si éste no pone su voluntad, su deseo, su desafío participativo y político.

Desde estas convicciones iniciales y luego de nuestro primer Foro por la Cultura queremos exponer lo que para nosotros serán nuestros Principios Organizadores para futuras políticas culturales:

  •  La cultura debe ser entendida como una política de Estado 
  •  La cultura es una contribución a la construcción de la paz y consolidación de los valores democráticos. 
  • Deben resguardarse siempre la igualdad y equidad en el acceso a los diversos bienes y valores culturales. 
  • El derecho a la cultura integra los derechos humanos, que son universales, indisociables e interdependientes. 
  • Las políticas culturales deberán ser garantes de una identidad pluralista y multiétnica que respete la diversidad y la interculturalidad. 
  • Deben superarse las barreras comunicacionales para el intercambio y difusión del patrimonio cultural. 
  • La cultura es una dimensión central del desarrollo estratégico nacional concebida como una política de inclusión y cohesión social, orientada a la generación del empleo, al desarrollo sustentable de las nuevas formas de economía social, la recuperación socioeconómica y a la distribución de la riqueza. 
  • La formulación de políticas culturales debe estar orientada a la construcción de una identidad productiva, sobre la base de la promoción y difusión de las industrias culturales. 
  • Se debe revalorizar la propia identidad cultural, sustentándose en la identidad local, regional, nacional y latinoamericana, con apertura a los procesos regionales de integración a los demás pueblos del mundo. 
  • Las culturas originarias deben ser reconocidas como valores constitutivos del acervo cultural de la Provincia y de la Nación. 
  • El patrimonio cultural de los pueblos originarios locales y su aporte a la cultura nacional deberá ser difundido, a través de programas especiales, fomentando sus artesanías consideradas como fuente de trabajo y expresión cultural. 
  • La libertad de expresión es un mecanismo clave para el desarrollo de la cultura. 
  • Las políticas de gestión cultural deben ser descentralizadas para asegurar la participación y el protagonismo de la comunidad en el diseño y la planificación de las mismas. 
  • La cultura tenderá ser un factor promotor de un desarrollo humano que integre el desarrollo social, económico, científico, tecnológico, educativo y artístico. 
  • La protección del patrimonio cultural, que define la identidad y la memoria colectiva de los habitantes de Bariloche. 
  • La orientación preventiva de la cultura en la aplicación de las políticas culturales destinadas a los sectores con mayor necesidad de atención. 
  • La cultura en su dimensión terapéutica, como potenciadora de capacidades, frente a personas con dificultades biopsicosociales. 
Desde esta base, y a partir del trabajo de los participantes en nuestro Foro, hemos recogido las propuestas que se transcriben a continuación y que constituyen la parte propositiva de este Manifiesto más ligado ahora a nuestra realidad local: 

  • La definición, por vía de ordenanza, del 1% del presupuesto general del Municipio como soporte material para la política cultural y la creación de una estructura institucional acorde y reconocida en el organigrama municipal. 

  • Constituir una Asamblea permanente en defensa del patrimonio y la cultura de la ciudad. Reactivar el funcionamiento del Consejo Asesor de Cultura dentro del Consejo Municipal e integrar el Consejo de Planificación Estratégica de la ciudad para ampliar la participación ciudadana en la toma de decisiones culturales. Proponer la inclusión del área de Cultura municipal en el proyecto de “Polo Productivo”. 

  • Es necesario realizar un Diagnóstico Cultural ajustado que releve y actualice el estado de situación de los actores culturales y el patrimonio material e inmaterial de nuestro municipio. A partir del diagnóstico, generar nuevos espacios culturales en función de las nuevas demandas. 

  • Desarrollar políticas para el patrimonio arqueológico urbano que encuentren soluciones para la refuncionalización del Centro Cívico, introduciendo la discusión sobre los usos sociales del patrimonio. Asimismo resulta imprescindible la recuperación, puesta en valor y exhibición de la Pinacoteca Municipal. Para conseguir estos objetivos se debe contratar nuevos agentes formados y capacitar personal municipal. 

  • Crear nuevos mecanismos de información pública, nacional, provincial y global sobre Cultura (actividades, congresos, certámenes, becas, cursos, subsidios) y optimizar los mecanismos de comunicación ya existentes. 

  • Garantizar la permanencia del Salón Municipal Premio a las Artes Visuales, con el apoyo de la Asociación de Artistas Plásticos de Bariloche. Recuperar la Bienal de Arte Joven como así también generar espacios similares para otras disciplinas. 
  • Diseñar una política de infraestructura cultural que permita un trabajo cultural descentralizado. Esto supone: 
Construir el Centro Cultural Municipal de San Carlos de Bariloche adaptando los espacios ya existentes a la puesta en marcha de las industrias culturales en la ciudad que requerirán salas de exposición de arte, auditorios, islas de edición, estudios audiovisuales, salas de ensayo, etc. Los espacios sugeridos son, entre otros, el Puerto San Carlos, el uso y la ampliación del SCUM, la DPA y el ex Registro Civil. 

Construir Centros Culturales Barriales dotados, entre otras facilidades, de cines móviles y teatros y auditorios pequeños.

  • Garantizar el acceso por concurso -con jurado idóneo- de todos los cargos de la enseñanza artística municipal. Asimismo se debe incorporar al Estatuto del Trabajador Municipal un anexo que reglamente la Categoría Docente dentro del estado municipal. 
  • Articular con otras áreas nacionales, provinciales y del mismo municipio para incrementar la acción territorial de la Cultura. Se debe fomentar la creación de carreras artísticas y de diseño urbanístico. Es indispensable la integración de los agentes culturales locales en la planificación de proyectos nacionales en los que nuestra ciudad resulte involucrada. 
Esto es sólo el inicio de un camino largo y complejo que necesita de todos: 

..del pueblo de Bariloche, como magma cultural que da origen y significado a todas nuestras acciones,

...del estado, como representante y garante del bien común,

...de todos los sectores sociales y organizaciones que ven en lo cultural un camino de afirmación de identidad frente a la homogeneización global

...de todos los que sienten orgullo por ser habitantes de este suelo.



Espacio Carta Abierta Bariloche 

San Carlos de Bariloche, 21 de junio de 2013 


Próxima reunión: semana del 26 al 31 de agosto de 2013

Acompañan esta presentación:
Karin Richter, Jorge Oscar Marticorena, Neli Mondelo, Natalia Buch, Celeste Manterola, Liliana Lolich, María Gabriela Larrea, Dani de Gaetano, María Teresa Causa, Patricia Rabossi, Vanessa Arroyo, Sol Bonangelino, Viviana Dziewa




viernes, 14 de junio de 2013

Por una cultura para todos



Ponencia de la Dra. Liliana Lolich en el 
"I Foro por la Cultura de Bariloche" desarrollado en la Sala de Prensa de la Municipalidad el 6 de junio de 2013.
Para ampliar figuras, click en la imagen elegida.







La preocupación de la comunidad de Bariloche sobre el estado de abandono en que se encuentra el Salón Cultural de Usos Múltiples (SCUM) nos motiva a reflexionar sobre las políticas culturales a escala local. Para ello, una breve reseña sobre la ocupación de un predio de la ciudad nos introduce en el tema de la evolución (¿o involución?) urbana, a pensar cómo maltratamos a nuestra ciudad y a preguntarnos: cultura… ¿dónde estás?

El predio donde está localizado el SCUM es un cuarto de manzana (solar) ubicado en la esquina de las calles Moreno y Villegas, en pleno centro de la ciudad. Imágenes de principios del siglo XX que se cuentan entre los registros más antiguos de la actual planta urbana lo muestran como un predio baldío con límites poco definidos mientras que una postal del año 1920 evidencia un mayor avance en la consolidación urbana, con nuestro predio ocupando el centro de la escena y el antiguo Banco Nación con su
característica cúpula hexagonal recortada contra el lago. En esa época, ya aparece marcada la diferencia entre calle y parcela, la cual está cercada y con dos construcciones. A la derecha, una fotografía reciente muestra la misma esquina con el SCUM y el paseo de artesanos, cubiertos de nieve.


Volviendo a la década de 1920, encontramos que durante sólo seis
años funcionó, en este predio, el Sport Club Bariloche. Aparentemente, se usó una de las construcciones preexistentes como sede social mientras que contra
el límite oeste se construyó un gran frontón en madera, para la práctica de pelota paleta que se distingue en la imagen inferior. Al fondo, nuevamente el antiguo edificio del Banco Nación.









El Sport Club fue reemplazado por la oficina de Tierras y Colonias, construida en madera por Primo Capraro en 1928 y a la cual se accedía desde calle Villegas.  En 1940 fue trasladada con yuntas de bueyes a su actual desplazamiento en calle Morales esquina Elflein.  En el año 2001 fue declarado Monumento Histórico Nacional





El terreno fue liberado para construir, en 1940, el edificio del Mercado Municipal que cubrió, durante treinta años, las necesidades de abastecimiento del centro de la ciudad. Aun hoy los barilochenses lamentan su demolición.  Con ello se perdió un importante edificio con evidentes condiciones para ser refuncionalizado como Centro Cultural.

A fines de la década la Municipalidad realizó un proyecto de plaza pública integrando los fondos de las galerías comerciales existentes con la finalidad de facilitar la circulación peatonal por el interior de la manzana, vinculando el predio con las calles Mitre y Quaglia, potenciando, desde el municipio, la materialización del “corazón de manzana” previsto en el Plan Director Urbano. Proyecto que, finalmente, quedó trunco.



Diez años después se construyó el Salón Cultural de Usos Múltiples (SCUM) como obra provisoria que postergó la presión de los artistas de Bariloche en sus demandas por espacios para sus actividades. Como suele ocurrir con lo provisorio, también sirvió para retirar el proyecto de un Centro Cultural de la agenda política durante treinta y tres años. Pese a su precariedad fue, por mucho tiempo, el lugar más adecuado (por ser el único en cuanto a ubicación y tamaño) para realizar exposiciones y eventos culturales. Tiempo después, nuevas construcciones ocuparon la plaza, dando lugar al actual “Paseo de los Artesanos”.









La acumulación de ceniza volcánica sobre los techos como consecuencia de la erupción del complejo Caule-Puyehue (04.04.2012), provocó un debilitamiento estructuralque motivó el cierre del SCUM. A dos años de ocurrido, el estado de abandono del más importanteespacio destinadolas expresiones culturales de la ciudad nos mueve a replantearnos el papel que juega el patrimonio arquitectónico en nuestra comunidad.





En el año 2010 se realizó un concurso de anteproyectos para la construcción de un nuevo SCUM, Feria Artesanal y estacionamiento subterráneo. Seguimos sin saber qué destino tendrán esas propuestas.



Es sabido que la definición de cultura admite variadas interpretaciones, siempre vinculadas a lo ideológico y social. Por ello consideramos necesario hacer la aclaración de nuestra predilección por una cultura inclusiva, de todos y para todos, que no excluye, pero supera y 
 trasciende a la tradicional concepción de “cultura de elite”. Cultura entendida,  fundamentalmente, como reafirmación de la independencia política, económica  y social de los pueblos.
Lo anterior nos remite a nuestra pregunta sobre el rol del patrimonio
 en nuestra ciudad, como construcción y consolidación de nuestra identidad.

Desde la apariencia física podemos decir que una ciudad está constituida por espacios abiertos (calles, plazas, paseos) y edificios. Pero una 
ciudad es mucho más que eso: es un complejo proceso de construcción social en permanente desarrollo, dejando huellas significativas que contribuyen a consolidar el sentido de pertenencia a un lugar. En esto nos remitimos a lo que antiguamente se entendía por “querencia” y que contribuye a relacionarse
afectivamente con un lugar, a generar compromiso y solidaridad social, a la adopción de actitudes positivas y colaborativas con las problemáticas  compartidas.


 En cuanto a los edificios que integran la ciudad, consideramos importante advertir que la arquitectura no es sólo una forma física, una cáscara que envuelve una serie de espacios interiores. La arquitectura, como arte socialmente comprometido, es, básicamente, diseñar y construir  espacios, otorgándoles significado. Rescatamos, entonces, no sólo la forma arquitectónica sino también su contenido, cargado de valor simbólico, porque no es ajena al uso que se hace (y se hizo) de ella. Es aquí donde entran a jugar el patrimonio arquitectónico y el patrimonio urbano y la importancia de su preservación como testimonios, como lugares de memoria que nos permitan “aquerenciarnos” como personas y como sociedad.




Pero… ¿qué hace Bariloche con su patrimonio? Como parte del Plan Director urbano que mencionamos antes, se constituyó una comisión municipal para el cuidado del patrimonio arquitectónico que dejó un legado  de ordenanzas y medidas preventivas. Años después, un convenio interinstitucional permitió concretar un inventario mediante el fichaje sistemático de patrimonio arquitectónico y urbano que fue publicado en dos libros (1989 y 1993), el segundo de los cuales incluye el primer registro de un poblado  histórico (Colonia Suiza). La tarea se complementó con una ordenanza que permitió reflotar aquella primera comisión (ad-honorem), integrada por
 representantes institucionales.

Pese a esos recaudos, son numerosos los casos que se encontraban protegidos y que fueron demolidos sin que se le diera a la comisión la posibilidad de gestionar o negociar su preservación o traslado, 
en el caso de construcciones de madera. La foto muestra la demolición de la vivienda Sánchez construida c. 1910, uno de los pocos testimonios que quedaban relacionados con la historia de Primo Capraro (registro de inventario
R-8400-E.12). Para colmo, muchas de estas obras no se demuelen para dar lugar a mejores edificios dentro del proceso de renovación urbana. En este caso, el terreno se usó para playa de estacionamiento y en la actualidad es un baldío.



Sin dar intervención a la comisión de patrimonio se demolió el 
 antiguo edificio del Automóvil Club Argentino (ACA) cuyo valor patrimonial trascendía lo local por ser obra del Ing. Arq. Antonio Ubaldo Vilar, cuya producción arquitectónica ha sido reconocida a nivel nacional. La obra era  valiosa no sólo por su singularidad sino también por integrar la serie de edificios que se construyeron cuando se abrió la avenida costanera, como 
 modelo de la ciudad que se pretendía en la década de 1940, de la mano de la gestión del Dr. Bustillo al frente de Parques Nacionales.
Pese a la campaña iniciada por la comisión de patrimonio y sus gestiones realizadas ante directivos del ACA, fue imposible evitar la pérdida de tan importante obra y su reemplazo por un gran techo plano como imagen impuesta por el marketing empresarial. Así, las marcas logran imponer su identidad sobre una ciudad que descuida la identidad que le es propia.



 El municipio se ha resistido durante más de treinta años a incorporar a su política urbana el trabajo realizado para seleccionar y registrar  el patrimonio arquitectónico y urbano. Desconociendo también la existencia  de la comisión ad hoc se modificó la normativa de sectores completos de la ciudad que se destacaban por su paisaje urbano. Es así como hoy estamos  asistiendo a la progresiva transformación del barrio Belgrano con lo cual ya no  sólo ha desaparecido la casi totalidad del patrimonio pionero sino que están  desapareciendo testimonios aun más recientes y de alta valoración turística  con la única justificación del evidente negocio inmobiliario. Así, la ciudad  pareciera avanzar en un proceso de autodestrucción de su memoria histórica, de sus significados, valores y atractivos, por ende, de sustentabilidad.




 El Centro Cívico, como obra más emblemática y representativa de Bariloche, no queda ajeno en este proceso de involución urbana. Para comprender su importancia es necesario considerar, como señaláramos antes,  su valoración simbólica y social. El Centro Cívico es mucho más que una postal  para vender a los turistas. Es por todos conocida la significación de su plaza como espacio convocante tanto para la celebración como para la manifestación y por más esfuerzos que se pretenda hacer para alejar esta última, tan poco  conveniente a la promoción turística, seguirá siendo el lugar elegido debido a  su fuerte impacto mediático. 
Es, en ese sentido, nuestra Plaza de Mayo local.


Sin embargo, y a pesar de poseer una declaratoria de Monumento  Histórico Nacional, en el año 1998 y de la mano de María Julia Alzogaray, los  barilochenses nos vimos sorprendidos con la noticia de que Bariloche había  sido designada “Capital Cultural de la Patagonia” y que la sede sería el Centro  Cívico refuncionalizado como Centro Cultural Ambiental. Como parte de la  estrategia de gestión, se utilizó la avidez de los artistas locales por contar con espacios adecuados obteniendo rápidamente su adhesión al proyecto. Pese a  ello, la Audiencia pública ad-hoc puso en evidencia la firme oposición de otros  sectores, aunque no fue ello lo que frenó el proyecto sino la destitución de la funcionaria nacional. 
Sin embargo, con algunas modificaciones, la idea de  refuncionalizar el Centro Cívico sigue latente.

El vocablo “refuncionalizar” significa, en términos patrimoniales,  “asignar una nueva función” y, en conjuntos de tan alta valoración como el  Centro Cívico, se admite sólo cuando la obra ha quedado en desuso, está abandonada y sólo es posible preservarla asignándole una nueva función 
 que permita volver a activarla social, cultural y económicamente como se hizo, por ejemplo, en Puerto Madero. Pero, nuestro Centro Cívico está en función y buena parte de sus interiores sigue sirviendo para el uso previsto originalmente.



La refuncionalización prevista ha sido concebida teniendo en cuenta la  arquitectura sólo como forma exterior, como envolvente, como envase sin contenido. Plantea la demolición de espacios interiores (destrucción como patrimonio material) con lo cual los nuevos espacios no resultan ser los más  adecuados para el uso que se les pretende dar (profuso aventanamiento, circulaciones estrechas, techos bajos). Ese no es el camino para resolver la necesidad de un centro cultural. En cambio, es el camino hacia la destrucción material de ese valioso patrimonio. Pero también destruye su integridad como patrimonio inmaterial, es decir, como 

 contenedor de significados simbólicos. De consumarse ese proyecto, llegará un 
 momento en que hasta el nombre, signo primigenio de identidad, perderá todo  sentido y significación.

No siempre el uso como espacio cultural (entendido como salas  de exposiciones, auditorios o similar) es el mejor uso. El proceso de cambios  de funciones que ya se ha venido dando en el Centro Cívico ha producido  un progresivo vaciamiento material y simbólico. Aquel proyecto de 1998 fue acompañado con el desalojo del correo, restándole dimensión social al uso del espacio pues el correo era la actividad que mayor afluencia diaria  producía durante la mayor parte del día. Una idea posible encaminada hacia  la actualización de los usos sería, por ejemplo, que el municipio le alquilara  ese espacio a los correos privados actuales para que instalaran sucursales,  restituyendo, así, una función original.  Mucho antes se había desalojado al Registro Civil. Considerando que el  gobierno provincial sigue ocupando una parte de los edificios, podría acordarse  un convenio que permita que los casamientos se sigan celebrando en el Centro  Cívico. Otros espacios, en cambio, podrían ser convertidos en pequeños  museos de época, como espacios de memoria del Bariloche de la década de  1940. Pocos recuerdan que en estos edificios funcionó una confitería y que su  rehabilitación aun es posible. Vale decir que estamos frente al desafío de dinamizar el conjunto histórico,  resignificándolo con atención a la memoria histórica y social y conservando las  funciones que le dan razón de ser. Para ello, sólo hacen falta pequeños gestos  entendiendo que, en casos como este, la menor intervención es siempre la  mejor.  Estamos a tiempo de evitar la reiteración del error de innovar a expensas de la  
destrucción de experiencias exitosas (como vimos en los casos del ACA y del  barrio Belgrano) y de promover políticas que permitan desarrollar otras áreas  urbanas generando nuevas oportunidades para los sectores más relegados de  nuestra población.


 Si coincidimos en el desacierto de convertir al Centro Cívico en  Centro Cultural, queda pendiente la resolución de la ineludible necesidad de  otorgar los espacios que los actores culturales y toda la sociedad demandan.  Resulta inconcebible que una ciudad de la envergadura de Bariloche siga  pensándose en base a parches y obras provisorias. Por ello proponemos cerrar  el tema preguntándonos si es posible conciliar la cultura con la política urbana. 








 Una propuesta alternativa es construir no sólo un centro cultural en el centro (SCUM) sino también muchos centros culturales barriales (en este  sentido, recomendamos ver el caso de Medellín, en Colombia)

Un buen antecedente muy precursor fue la creación, en 1984,  de la Escuela de Arte La Llave, donde se conjugaron política urbana y  cultura, demostrando que todos los grupos sociales tienen derecho a acceder  libremente a la cultura.

 Desde el derecho a la cultura llamamos a fortalecer el poder local  promoviendo los centros barriales y patrimonializando desde las escuelas y  desde los barrios como el camino hacia un mayor compromiso y participación  social. Proponemos, también, que la preservación del patrimonio arquitectónico  y urbano sea incorporada a la agenda política, institucionalizándolo como área  integrada a medio ambiente y planeamiento urbano, dentro del organigrama municipal.

 







lunes, 10 de junio de 2013

La gente quiere políticas culturales

Texto del diario "El Cordillerano" sección Cultura (07/06/2013). Fotos aportadas por el público presente.



- GRAN INTERES SUSCITO LA PROPUESTA DE CARTA ABIERTA -


Karin Richter (miembro de Carta Abierta, Coordinadora del Panel)
Panelistas: Liliana Lolich, Patricio Calvo, María Gabriela Larrea, Vanessa Arroyo, Sol Bonangelino y Viviana Dziewa




Después de las intervenciones de los panelistas, los asistentes se dividieron en grupos para aportar ideas. La intención es que pronto se dé a conocer el Manifiesto por la Cultura de Bariloche, documento base para discutir herramientas de política cultural. 





Público en la Sala de Prensa participando del I Foro por la Cultura


Una considerable concurrencia respondió a la convocatoria de Encuentro Carta Abierta Bariloche, que en práctica coincidencia con el segundo aniversario del SCUM a puertas cerradas, organizó un foro para debatir políticas culturales en Bariloche. El cónclave tuvo lugar en la tardecita del jueves en la Sala de Prensa de la Municipalidad y según las intenciones de los organizadores, deberá derivar en un manifiesto que siente las bases para orientar el accionar cultural en esta ciudad. 

En primera instancia, intervino un panel que se conformó con expositores de tres orígenes diversos. En representación de los autores de la convocatoria, hizo uso de la palabra Karen Richter, quien fuera directora de la Escuela Municipal de Arte “La Llave” durante la gestión de María de Costa. Por su parte, la doctora en Arquitectura Liliana Lolich aportó una mirada desde la historia de la arquitectura y el patrimonio, mientras que Gabriela Larrea (ceramista), Viviana Dziewa (plástica), Sol Bonangelino (fotógrafa) y Vanesa Arroyo (poeta), expusieron sus puntos de vista como actuales docentes de “La Llave”. El panel se completó con la intervención de Patricio Calvo, especialista en políticas culturales.

Quizá le correspondiera al último aportar los conceptos menos escuchados por estas latitudes, ya que se refirió a nociones como “economía cultural”, “PBI cultural” e “industrias culturales”, entre otros, que rara vez se ponen sobre la mesa a la hora de discutir el déficit que en general, se admite que padece la política cultural en esta ciudad. Calvo sostuvo por ejemplo, que el PBI Cultural es muy importante en la Argentina, ya que “produce mucho dinero”.

Resaltó el especialista que en el rubro Industrias culturales, hay que contabilizar a los libros, las revistas, los productos audiovisuales y otros bienes de características similares. En ese sentido, expresó que el PBI Cultural experimentó un considerable ascenso en términos nacionales desde 2004 hasta 2008, incremento que continuó con menos espectacularidad (al menos) hasta 2010. “El PBI Cultural es superior al que representa la Pesca, por ejemplo”, graficó Calvo, munido de contundentes gráficos. En definitiva, se trata de una participación en el PBI del 3,6 por ciento.





Grupos tratando de consensuar el Primer Manifiesto Popular sobre la Cultura en Bariloche


Ejercer voluntad política

El disertante no aportó sólo diagnósticos, compartió además algunas sentencias del tipo “la voluntad política para las transformaciones no hay que pedírsela sólo al Estado, la sociedad también tiene voluntad política”. No obstante, trajo a colación que según datos de 2007, el gobierno provincial rionegrino erogaba 14 pesos por año en materia cultural, es decir, el 0,17 por ciento del Presupuesto. A propósito, trajo a colación que según la UNESCO, los presupuestos culturales deberían ubicarse” en el 1 por ciento del general. 

Calvo formuló una crítica que implícitamente, sería de interés para la actual gestión provincial, ya que cuestionó que hubiera “cuatrocientas cosas metidas” en el organigrama donde aparezca el área. Ejemplificó con su experiencia en el Ministerio de Educación y Cultura de la provincia de Buenos Aires, en cuyo ámbito, las cuestiones específicas siempre quedaban supeditadas a las prioridades educativas. Cabe recordar en ese sentido que en la actualidad rionegrina, funciona el Ministerio de Turismo, Cultura y Deportes…

Entre otras observaciones que se podrían poner en práctica en esta ciudad, resaltó el especialista la necesidad de contar con diagnósticos en materia cultural. “Si la cultura es un producto social, hay que saber cuál es esa producción social”, invitó. Por otro lado, destacó que “no hay una profesionalización del trabajo que nosotros hacemos. Hay que saber de legislación, hay que saber hacer lobby y ejercer presión política”, destacó. Entre los asistentes al encuentro, estaba precisamente el actual secretario de Cultura de la Municipalidad, el actor Rubén Fernández.

También exhortó a trabajar de manera regional, a priorizar la gestión asociada y pensar en términos de desarrollo local. En general, sostuvo que las áreas municipales de Cultura de todo el país se caracterizan por contar con estructuras inadecuadas, por la baja calificación de su personal y por funcionar a partir de estructuras muy tradicionales. Al término de su exposición, que mereció la aprobación generalizada, los organizadores dispusieron que los asistentes se dividieran en grupos para que después de un breve intercambio, formularan aportes que iría a recoger el próximo manifiesto por la cultura de Bariloche. Según se entendió, se dará a conocer en breve.


A favor y en contra del status quo

La especialista en patrimonio arquitectónico Liliana Lolich aprovechó su intervención para cuestionar con firmeza la intención de “refuncionalizar” el Centro Cívico, que suelen expresar en voz alta varios hacedores barilochenses de la cultura. La disertante se mostró partidaria de mantener los usos que actualmente se desarrollan en las distintas dependencias e inclusive cuestionó que tanto el Correo como la Secretaría de la Hacienda se hayan mudado hacia otros recintos de la ciudad.

Por su parte, las docentes de La Llave recordaron que durante 2013 la institución cumplirá 28 años de funcionamiento “embrionario”. Las artistas señalaron que el espacio debería “dar un salto cualitativo” para asumir características formativas y brindar la posibilidad de otorgar formaciones de grado en diversas disciplinas “para que los chicos de Bariloche no tengan que irse a otra ciudad”.

Inclusive, plantearon que la oferta podría ser rotativa, es decir, durante un período consagrarse a la música, el siguiente a la plástica y en un tercero a las letras, siempre a título de ejemplo.






domingo, 9 de junio de 2013

La Muerte es Justa



¿LA MUERTE ES JUSTA?
Alejandro Marticorena

Dicen que no está bien alegrarse por la muerte de alguien.

Dicen que la muerte de un ser humano no se festeja.

Yo no sé si festejar. La verdad que, pensándolo dos segundos, no estoy de ánimo para festejos. Festejar supone alegría, risas, algarabía.

Y yo no siento ganas de festejar nada.

Pero debo reconocer que me alegra que se haya muerto Jorge Rafael Videla. En algún rincón siento como una sensación de módica justicia. Lo admito, sí. Y te digo más: hasta me da bronca que haya vivido hasta los 87 años cuando hay gente muy valiosa y más buena que el pan que se muere mucho, mucho antes. Y me da mucha bronca, también, que haya vivido en apariencia tranquilo. Repito: en apariencia. Que yo sepa, al menos, jamás esbozó ni siquiera el intento de un gesto de arrepentimiento. De replanteo. De revisar lo que hizo, lo que impulsó, eso de lo cual fue uno de los máximos responsables, sino el máximo.

Él, como tantos, tantos otros, fue responsable de las páginas más oscuras y sangrientas de la historia argentina. Un período nefasto que, en lo personal, puedo decir sin ambages que me cagó la vida en varios aspectos. Aspectos que superé y regeneré, por suerte. Y cosas, y golpes, y heridas, que me hicieron ser el que soy, y a mucha honra.

Pero viví cosas fuleras, te digo. No tan fuleras como las que vivieron, por ejemplo, quienes tienen un hijo, un padre, un hermano, un ser amado desaparecidos, y al que ni siquiera pudieron ver muerto, velar, enterrar, duelar como corresponde. Pero las viví.

Me fumé el exilio de mi viejo, cuando tenía entre 12 y 18 años. La etapa en que más lo necesité, menos lo tuve. Y de eso siempre culpé a los milicos de mierda de esa época. Y más tarde, llegada la democracia, los culparía de cosas bastante más graves cuando, como tantos, me enteraría de las dimensiones de ese infierno que crearon. Ese infierno del que, al menos yo, ya tenía indicios. Varios amigos de mi viejo fueron secuestrados cuando él aún no se había exiliado. Y lo sabíamos: sabíamos que estaban "chupando" gente. Yo lo sabía a la tierna edad de 12 años. Por eso me broto con tanto pelotudo que sostiene, todavía hoy, que es mentira lo de los desaparecidos.

Y, no jodamos: es cierto que en la calle se veían cosas como mínimo "extrañas", para usar una palabra piadosa. Yo vi desde la ventana de mi habitación cómo chupaban un tipo en la esquina (repleta de gente) de Hidalgo y Rivadavia, en pleno Caballito, un ignoto sábado al mediodía. Le cruzaron el típico Falcon verde delante del auto, se bajaron dos tipos con unas matracas impresionantes, le apuntaron, lo bajaron de los pelos y lo subieron al Falcon. Uno de ellos se subió al auto "secuestrado" y se fueron cagando, con el casi cinematográfico chirriar de las gomas.

Yo me quedé petrificado unos minutos. Los autos desaparecieron de mi campo visual. La gente se quedó unos minutos arremolinada en el lugar del hecho, hablando entre sí, diciendo seguramente el consabido "algo habrá hecho" o "en algo andaría". Y luego todo volvió a la normalidad. La gente volvió a caminar como en cualquier sábado al mediodía en Hidalgo y Rivadavia.

Me quedé mirando cómo pasaba la gente, como si nada hubiera sucedido. Fue como ver la secuencia de una película.

Pero no era una película.

Jorge Rafael Videla murió, hasta donde sé y entiendo, convencido de que lo que hizo estuvo bien. De que sirvió a la Patria. De que combatió el terrorismo marxista que buscaba introducir ideologías foráneas, ajenas a nuestro Ser Nacional. Murió convencido de que eso fue una guerra, y que en la guerra siempre hay bajas. Y jamás dudó. Y si dudó, supo esconderlo bastante bien. Y encima (seguramente) debe haberse sentido incomprendido. Tratado injustamente.

Pero ese hijo de puta está muerto. Por fin está muerto: que siguiera respirando era un insulto a todos los que padecimos ese infierno. Lamento decirlo así, sé que suena para el carajo. Pero es lo que siento ahora, en este instante.

Y sin embargo no siento ganas de festejar. Siento algo raro. Siento como alegría, pero tengo muchas ganas de llorar. Y estoy triste. Muy triste esta mañana de sol.

No sé si se entiende.