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lunes, 1 de octubre de 2018

Desde Buenos Aires la CARTA ABIERTA / 26


Carta Abierta Nº 26 con la reflexión de los compañeros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Para difundir, también:
Página web: https://goo.gl/SYKdKD



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Un Llamado ante esta Hora Crucial: 
Cristina Fernández de Kirchner Presidenta 





1. 
La vida política e intelectual argentina, en lo que ambas se compenetran, ha sufrido enormes convulsiones en los últimos años, especialmente si tenemos en cuenta la necesidad de pronunciarse ante los constantes aspectos de singular dramatismo que componen la escena pública. Si ante el advenimiento del macrismo muchos han considerado que estábamos ante una derecha moderna, no pocos nos vimos ante la obligación de reflexionar sobre lo que parecía, y al cabo se demostró, un exceso de optimismo de algunos politólogos. No obstante, hasta hoy sigue en pie la necesidad de categorizar más específicamente este nuevo fenómeno, de aristas sumamente dañosas, que tienen articulaciones internas más complejas, pero menos visibles que los quebrantos sociales que provoca. Numerosas personas ligadas al mundo cultural, organizadas como grupos o en forma particular u ocasionalmente figurando en solicitadas y documentos públicos, han señalado diversos problemas. El principal de los cuales, parece ser la honda perplejidad que ocasiona la fuerte agresividad del gobierno macrista sobre el cuerpo social, laboral y simbólico en sus más diversas acepciones. Aun para los que no tienen una visión favorable del gobierno anterior, al que caracterizados representantes del pensamiento argentino le habían dirigido tantos esfuerzos críticos, ahora deben destinar suficientes reservas para interpretar el cuadro actual que ofrece el gobierno macrista. ¿Neoliberalismo tardío fracasado? ¿Fascismo social con el revestimiento de una subjetividad empresarial filtrada por la ley del arrepentido?

Distintos documentos dados a luz en tiempos recientes, reflexionan sobre el Estado de Derecho en términos escépticos, en razón del desprecio gubernamental hacia valores democráticos que perjuró respetar, lo que genera el dilema de si estamos ante distintas gradaciones del espacio público, esto es, una combinación de dictadura en los medios y procedimiento de control relativamente autocontenidos en los fines. O bien, si se trata de una dictadura de fines que todavía conserva como medios diversos aspectos de una institucionalidad más o menos abierta. ¿Puede ser democrático un gobierno que entrega la soberanía de forma humillante y somete impúdicamente al Poder Judicial y al Congreso? Evidentemente, miles de hechos cotidianos afirman que estamos ante la peor de las posibilidades, un gobierno de fuerza que mantiene formalidades parlamentarias y otros convenios de juridicidad heredados, pero marcha hacia el unicato de una voz que ni siquiera es la del saltimbanqui presidencial. Es la de los organismos financieros internacionales que regulan nuestra vida hablándonos al oído por medio de las más sutiles tramas de las corporaciones financieras, jurídicas y comunicacionales. Por otro lado, parecería evidente que lo que aparece como una severa violentación de la legitimidad jurídica del país, sería señalado con estupor por muchos grupos intelectuales y personas vinculadas a la actividad cultural. Sin embargo, no siempre es así.

Casi imperceptiblemente, los elementos de desapego a la razón crítica ya estaban siendo anticipados, desde hace mucho tiempo, en el mundo político y académico. Ahora, cuando muchos contemplan el rostro verdadero de lo que peticionaban tímidamente, dudan en hacer brotar una condena. Optan por relativizar lo que tiene la evidencia severa de un fuerte desnucamiento de los clásicos procedimientos judiciales. Los más dispuestos a abandonar la indiferencia ante lo evidente, perciben que se está poniendo en riesgo la facultad de juzgar de toda una sociedad. Otros siguen sosteniendo el argumento de que el nivel de corrupción existente en el gobierno anterior -llamada red, ruta, enterramiento, matriz o asociación delincuencial-, motivaba la adopción de instancias jurídicas excepcionales. Pero, justamente, nociones como “estado de excepción” y “nunca más a la corrupción” hacen gala de una notoria liviandad en el caso en que con ellas se quiera explicar los nuevos modos de actuación jurídica, como la figura del arrepentido, la detención preventiva o la recompensa para capturas, en razón de oscuros eventos de ilicitud que dan por anticipadamente acontecidos en el seno de los gobiernos kirchneristas, sin más recursos probatorios que los tan asiduamente llamados “relatos”. ¿La penumbra jurídica y el parloteo comunicacional no constituyen una realidad ultra ficcional que les debería merecer ahora mucho más que esta despectiva denominación? Más que “relatos”. Apocalipse Now.

Otro problema se presenta, y es el énfasis con que se privilegian cuestiones de la economía o de la moral pública. Por un lado, se recurre a argumentos moralistas, para los cuales la vida popular ha sido preparada por surcos constantemente abiertos por un poder mediático que asume contornos de punición sacramental, a fin de la masacre de los funcionarios del anterior gobierno. Pero si se escucha hablar a analistas económicos del más diverso signo, no puede no examinarse el abismo ante el que se ha puesto el país en razón de su fatal endeudamiento y el régimen de acatamiento a las conocidas medidas fondomonetaristas de restricción del horizonte de vida de toda una sociedad. Y entonces, algunos buscan ahí, con efecto de contrapunto o escarnio, invocar el tema de “se robaron un PBI entero”. O dos, O tres. Los malos augurios de la economía, a la luz de los analistas del gobierno, precisa la ayuda de conceptos traídos de las ciencias ocultas y de la hechicería al paso. El presidente no se olvidó en Nueva York de mencionar los “cuadernos” como causal económica de su infortunio, mientras bailaba un tango arlequinesco. En el fondo era una advertencia a la desbocada trama judicial para proteger a sus amigos.
Por eso, no se puede admitir que se nos ponga en situación de aceptar una falsa disyuntiva. ¿Hablamos de un tema o del otro, conforme a la conveniencia de cada batallón de artillería? ¿Según se piense que la responsabilidad de la presente crisis del balance de pagos y de la deuda, junto al cambio regresivo antipopular y de las estructuras económicas del ingreso y gasto público sean solo resultado de la obcecación neoliberal, las pensaremos al margen de las cuestiones de moral pública? ¿Según nos digan que “se robaron todo” o que el gobierno anterior había dejado una pesada carga con sus políticas inclusivas, dejaremos de ocuparnos de la pseudo racionalidad de variables de ajuste, a la que los lleva la idea de un mercado que da órdenes invisibles a un homo economicus que personificaría el deseo de vivir “dolarizado”? ¿Según nos digan que “nos dejaron una bomba” dejaremos de ocuparnos del endeudamiento como jaula de hierro para una sociedad considerada en un gravísimo ciclo de tiempo que abarca a varias generaciones de argentinos? Pero nada iba a explotar; ellos asumieron con dinamita en sus bolsillos.

De la manera que sea, no hay posibilidad de que estos dilemas sean resueltos por encima y por afuera de los compromisos que asume la vida intelectual en su especificidad crítica, pues es desde allí que se genera la objetividad inherente a todas las creaciones humanas. No a la inversa, partiendo de una objetividad abstracta, que solo traduce con supuestas leyes intangibles, el pensamiento de funcionarios de las finanzas internacionales, estadio superior de un orden mundial a los que sus similares argentinos no tienen otro remedio que acatar. Ante todas estas disyuntivas y opciones, cualquier grupo o nucleamiento de ciudadanos y militantes que desee ser partícipe de esta discusión, casi al borde del despeñadero de una sociedad y un pueblo, debe hacer un esfuerzo superior al acostumbrado para exponer sus ideas y compromisos, y a la vez descubrir en las suyas las que eventualmente se hayan expresado por otras vías, y en el camino de vuelta, averiguar si en la expresión de otros grupos intelectuales, aun de los que nos sentimos con diversos grados de distancia, hay también una apertura temática similar a la que ansiamos. Tendríamos la fortuna de poder asentar la discusión al margen de antiguos prejuicios y nuevas fantasías.

2.
En primer lugar, aunque introducimos de modo abrupto la cuestión, se hace necesario indicar algunas cuestiones en relación al peronismo. El gobierno de Macri inauguró varias vetas sobre este tema. Anotamos en este sentido la expresión peronismo republicano, peronismo dialoguista o peronismo racional. En cualquiera de estos tres casos, el intento de separar kirchnerismo y peronismo es explícito y no tan sorprendente, pues visualizan como una anomalía salvaje a ser extirpada, a todo lo que imaginan que contiene la expresión kirchnerista. Sorprende un poco más, la vocación de innumerables funcionarios peronistas, sea que revisten en ámbitos parlamentarios, municipales o provinciales, en el grado que corresponda, incluyendo diputados, senadores o gobernadores, que acepten con total consentimiento bajo la impostura de la “gobernabilidad” esta redefinición que les atañe y que al parecer les provoca un sentimiento de comodidad. Implica el proyecto macrista de absorber al peronismo en una de las variantes de una entidad abstracta superior, cuál sería la construcción de un nuevo acto fundador de la política nacional, vaciando totalmente al país de vida emancipada, de justicia social y de soberanismo económico.

A este atroz propósito convocan al peronismo adjetivándolo de racional, republicano o dialoguista. No se debe despreciar ninguno de estos tres conceptos. Se debe alertar, en cambio, sobre el modo destructivo que los emplea el macrismo. A lo republicano lo hacen precondición de la degradación absoluta de todo el andamiaje judicial del país, a lo dialogal lo hacen precondición de crecientes medidas represivas y a lo racional lo ponen como cobertura elegante de lo que son, si los desarrollamos plenamente, actos consumatorios de diversas acciones de barbarie institucional, jurídica y cultural.

¿Esta situación debe llevarnos a suponer que al peronismo que acepta las condiciones del macrismo hay que oponerle un peronismo auténtico? Permítasenos apartarnos también de esta denominación. No hay autenticidad fija de antemano, solo hay interpretaciones y reinterpretaciones, que son el verdadero ámbito de entrelazamiento de las identidades políticas con la cuota que cada momento histórico opone como desafío para ser escrutado. Por lo tanto, sin que nadie pueda ser criticado porque mantiene premisas políticas que considera selladas con el lacre de una permanencia definitiva, tampoco nadie puede quedar en estado de ingenuidad sobre los pobres artificios del macrismo.

Primero llamar a los peronistas dispuestos a mimetizarse, a hacer “la oposición a Su Majestad” a fin de entrar en la dulce espera de una alternancia que le correspondería para usufructuar a su turno la benevolencia de los poderes mundiales o del FMI. Y luego, desafiar a esta fuerza política nacida a mediados de los años 40, a reexaminar sus clásicas fidelidades al proclamar el gobierno que ellos vienen a enterrar 70 años de infelicidad pública. De esos años, casi todos corresponden a la presencia compleja del peronismo en la historia nacional. Se salvan los dos primeros años, pero caen en la redada los dos primeros del macrismo, suprema concesión para la última gran operación entrecruzada, peronizar al macrismo y macrizar al peronismo. Si eso ocurriera, se inauguraría una nueva época en el derrotero nacional, bajo nuevos términos de declinación de la soberanía del país, destrucción de sus ya menguadas autonomías, pérdida de sus fuerzas productivas, repudio explícito a sus memorias sociales transcurridas, sea bajo el signo de las luchas, sea bajo el signo del consenso. Y fundamentalmente, la destrucción de sus fuerzas productivas, creadoras de vínculos colectivos y de autoconciencia social. Y entonces llamaríamos “macrismo” a la triste escena por la cual se inauguraría una época, donde una derecha colonial represiva, tomaría como motivo de festejo los préstamos condicionados del FMI, por lo cual a lo que nos arruina se lo aplaudiría como lo que nos salva.

3.
Por eso denunciamos la desarticulación de la diversificación productiva y del ensanchamiento del mercado interno creados por el patrón de sustitución de importaciones, para convertir a la Argentina en un espacio de producción agropecuaria y agroindustrial dominado por el agronegocio junto a un enclave minero y petrolero, a la actividad pesquera, el turismo y a los servicios financieros. Especulación y extractivismo. Una versión actualizada que fusiona actividades de la Colonia con otras de la inserción primaria de fines del siglo XIX, imposible sin el desmantelamiento de la estructura sindical, de la potencia de los movimientos sociales y del complejo y desarrollado tejido social con agudas sensibilidades de solidaridad. Es el proyecto que en 1976 el poder económico juzgó irrealizable sin el terrorismo de estado. Hoy tenemos el refinado terror de ese ícono del Doctor Bonadío, con un montón de misteriosas carpetas bajo el brazo, imaginando perversas venganzas que piensan que solo a ellos no podrían hacerle daño, pues no quieren saber qué amos lo conducen, ni la explicación real de la oscura misión que le han impuesto. Por eso se superan en vulnerar la letra del derecho y vivir su gloria destructiva imaginando que le han dado todo el poder, jamás suponiendo que de entrada ya eran un hombre muerto.

Hoy el llamado al peronismo “razonable” resulta indispensable por la exigencia del FMI de la conformación de un régimen con oficialismo y oposición sometidos a la globalización financiera. El ciclo de financiarización macrista desembocó rápidamente en una crisis. La coyuntura es atravesada por el reclamo del Fondo Monetario de un presupuesto que es el instrumento que expresa las condicionalidades del déficit 0. La meta del ajuste fiscal no es, como se la quiere hacer aparecer, un esfuerzo por la salud financiera de la República, sino un instrumento clasista, una herramienta de revancha oligárquica sobre los sectores populares. Porque el gasto público es una herramienta poderosa de redistribución progresiva del ingreso. Durante el gobierno kirchnerista hubo una decidida vocación desde el lugar del Estado de ampliar notablemente su componente social. Los hitos más destacados fueron la incorporación de los adultos mayores que se encontraban excluidos del sistema previsional, la AUH, y la vuelta al régimen jubilatorio universal y de reparto; un gobierno, además, receptivo a paritarias que sostuvieron el valor del salario por encima del incremento del costo de vida.
Todas estas conquistas son cuestionadas por el FMI en su nivel, en su diseño y en su existencia. Cambiemos comparte el cuestionamiento. Agitan propagandísticamente su insustentabilidad. En términos reales, hoy sólo se prevé la expansión del gasto en intereses que aumentaría un 50% en el bienio 2018/9, mientras se propone para el mismo período, recortar todos los demás de manera sustancial, como el 23% en educación, el 48 % en vivienda y urbanismo y el 8% en salud, promoción y asistencia social 20%, y este año el 15 % para el Ministerio de Industria. Castigando las finanzas provinciales, se presupuesta provincializar los subsidios a los servicios, mientras se les quitará el fondo sojero. Pero una excepción resulta la producción de gas en Vaca Muerta, para la cual sí se prevé un fuerte subsidio. También resulta grave la venta de activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES por más de 73 mil millones de pesos para solventar erogaciones corrientes. Para una política de sentido inverso, los mayores gastos serían financiables con mejoras en la recaudación que impidan la evasión, con mayores impuestos a las ganancias y grandes fortunas, con endeudamiento interno en moneda propia, o con emisión de moneda nacional.
Pero el gobierno de Macri no sólo redujo los impuestos a los ricos, sino que financió su déficit en moneda local tomando préstamos en divisas. Endeudarse en dólares para cubrir gastos en pesos es el innecesario y perverso camino, que en forma idéntica a la de la dictadura militar y el régimen de la convertibilidad menemista, ha conducido al crecimiento de la deuda externa. En lugar de recurrir a los mecanismos redistributivos y/o al uso del poder político nacional para solventar las mejores condiciones de vida, se sirve un negocio al capital financiero, asegurado por la premisa de los juzgados norteamericanos que reza “los estados nunca quiebran”. Esta cesión de jurisdicción en favor de esos tribunales no tiene otro sentido que el otorgamiento de ese seguro gratuito. Macri flirtea en el American Council como si fuera un ganador de cabaret, mientras a pocas cuadras de allí se van preparando los futuros jueces Griesa.

El objetivo del déficit 0, ya intentado fallidamente por Cavallo, también es el dispositivo preferido por el FMI para estructurar las economías e institucionalidades periféricas en el formato del modelo estándar neoliberal, que promueve junto al resto de los organismos internacionales. Bregan por generalizar los “cambios estructurales” que dejen atrás el espíritu del capitalismo de la edad de oro preñado de lógicas que incluían el intervencionismo estatal, y desplegado en el clima del mundo bipolar, época en que se abrían espacios para los nacionalismos populares que desafiaban las relaciones de dependencia a que eran sometidos los países del Sur. Esa preferencia es acompañada por otra obsesión de la burocracia financiera hegemónica: la del Banco Central independiente, constituido en un verdadero enclave de esa burocracia en el corazón de la institucionalidad económica de los países dependientes, y cuyo único fin es el control de la inflación mediante políticas monetarias que apunten a sostener un nivel de actividad lo suficientemente deprimido en favor de garantizar un nivel de desocupación que evite el conflicto por mejorar el salario.

El gobierno de Cambiemos se ha endeudado para financiar déficit, ha eximido de liquidar las divisas a los exportadores, quienes no tienen ningún plazo establecido para ingresarlas al país, ha quitado toda regulación al ingreso y el egreso de divisas, como así también eliminó todas las restricciones cuantitativas a la compra y venta de esa moneda mundial. Desreguló las importaciones, que crecieron y cambiaron su composición en favor de los bienes de consumo final. El llamado carry trade, cuya traducción es el ingreso de dólares destinados a ser vendidos y colocados en pesos a tasas de interés de usura para recomprarlos y fugarlos al primer síntoma del debilitamiento de la economía, fue la vedette del perfil de la macrieconomía. Una fugaz tormenta de “inversiones” especulativas de corto plazo. Paradigma de capitalismo parasitario.
El agudo deterioro de las cuentas externas fue compuesto por el derrumbe del balance comercial externo, producto del aumento de las importaciones y la caída de las exportaciones no tradicionales, el financiamiento en dólares del déficit fiscal y el retiro de los especuladores de corto plazo. Los dólares que entraron para cubrir el déficit público se transformaban en pesos y pasaban a abastecer la fuga de capitales, las divisas ingresadas por los especuladores también proveían materia para la fuga, los exportadores dejan en el exterior los dólares que reciben y muchos industriales y pequeñas y medianas empresas se reconvirtieron en importadores, ya que las tasas de interés para producir internamente son prohibitivas. Pero muchas otras pymes han desaparecido por cierres o quiebras, mientras empresas industriales de mayor tamaño cesan la producción despidiendo o suspendiendo trabajadores por la caída de la demanda y la recesión, cuya profundización será la más grave consecuencia del acuerdo con el FMI. Hasta la CGT lo sabe y pese a la cautelosa y postergada convocatoria, el gran paro del día 25 se transformó en un silencio cargado de síntomas, que proyectaron como mudo presagio el acto masivo del día anterior, de las CTA y los movimientos gremiales y sociales.

La gravedad de la situación económica no está en una supuesta y falsa crisis fiscal sino en la grave crisis externa producto de la financiarización y las liberalizaciones del mercado de cambios, de los movimientos de la cuenta de capital y del comercio exterior. Argentina fue llevada por la política de Cambiemos a una absoluta dependencia del FMI, organismo sujeto a la voluntad de la potencia imperial. De la autonomía construida en doce años de gobierno nacional y popular, bastaron sólo dos de destrucción para crear las condiciones de una crisis externa que no se soluciona con el nivel crediticio que comprometió ese organismo, el que aprovechará en reclamar más ajustes y reformas neoliberales frente a cada incumplimiento de condicionalidades o eventuales ampliaciones de financiamiento. Se han fugado más de 50 mil millones de dólares y el crecimiento de la deuda en moneda extranjera más que duplica esa cifra. Se ha generado una crisis del sector externo que provocó una secuencia de devaluaciones de la moneda nacional que impacta en el nivel de precios provocando un tipo de inflación que resulta fuertemente regresiva en términos distributivos y un fuerte incremento del desempleo. El salario real se encamina a un gravísimo deterioro en el presente año, que implicará pérdidas que probablemente superen el 20% en los ingresos de los trabajadores, impactando en la profundización de la recesión y la caída del empleo. El espíritu que traduzca la tradición peronista y de las otras fuerzas populares, progresistas o de izquierda, deberían expresarse ineluctablemente en el rechazo rotundo del presupuesto 2019 usando todas las estrategias para evitar su aprobación.

La caída del salario, el nivel de las tasas de interés, la invasión de importaciones, el cese de la obra pública, componen una Argentina que destruye su tejido industrial, que castiga sus economías regionales, que amplía velozmente la pobreza y la miseria, que se dirige al precipicio mientras a la distancia, como en una mueca burlona, se escucha el viscoso eco de un “sí, se puede”. Desastre que tiene beneficiarios. Son quienes perciben rentas. La financiera, la agraria, la minera y las provenientes de los exorbitantes aumentos de tarifas de los servicios con precios regulados por el Estado. Es el desemboque en la tragedia de una Argentina signada por la desigualdad y la injusticia social.

Tan necesario como acometer una transformación en la estructura productiva que apunte a disminuir el peso de la restricción externa resultan de urgente prioridad la desvinculación de las políticas del Fondo Monetario, el establecimiento de la administración y racionamiento de las divisas -mediante la regulación del ingreso y salida de capitales y del mercado de cambios-, como la intervención estatal que desempeñe el rol de actor clave en la gestión del comercio exterior. Abordar una política de desarrollo resulta de la crítica a concebir el sólo crecimiento como la meta más deseada. No todo crecimiento genera bienestar para el pueblo. La construcción de igualdad social también es un objetivo de primer orden. Así como construir un patrón de consumo protector del medio ambiente, ahorrador de divisas y centrado en la ampliación de la atención de derechos de los sectores populares. La desmercantilización de las actividades que atienden esos derechos y la ciudadanización de las decisiones sobre las mismas, es central para una Argentina democrática. Un estilo tecnológico propio, autónomo de paradigmas prefijados por el devenir de la globalización es inescindible de un programa nacional.

4.
De seguir el rumbo actual quedaría apenas de una nación, el pellejo inerte de lo que alguna vez fue una nación. O, al contrario, como es de urgencia afirmar, para evitar el quebranto de un completo país, se deberá conformar entonces un frente patriótico, nacional, democrático, popular y socialmente avanzado, tributario de la defensa de los Derechos Humanos, con los aportes del latinoamericanismo, el feminismo, el ecologismo y los pueblos originarios. Al afirmar la utopía regresiva del desguace nacional, espinosa pero no inimaginable, no nos situamos sobre las piedras del orden, llamando a la unidad indiferenciada de lo que dijimos que parecía ser un peronismo verdadero. Desde luego, puede definirse el peronismo en su fase clásica y luego resistente, por nociones tales como un Estado con facultades intervinientes en la economía colectiva y en la distribución igualitaria de la renta nacional, y por cierto en un tipo de militancia caracterizada por una autoconciencia que, sin ignorar la noción de riesgo personal, tampoco abandona sus convicciones al compás de cada situación cambiante, poniéndolas a disposición de la tenue lógica con que se suceden las mutaciones de las condiciones de época. Estas existen y las hipótesis de tenerlas en cuenta hacen a lo real político, pero no menos hacen a lo real histórico. Reclaman no convertirse en un juguete del ocasionalismo diario que tiene la vida política, alterable e intensa por definición. Por eso el pasado de cualquier fuerza política no es un recuerdo ni una astucia, sino una memoria de múltiples estratificaciones que preservan en última instancia una coherencia entre sí.

No obstante, sin dejar de afirmar que por estas razones no hay peronismo verdadero, tampoco hay kirchnerismo verdadero. En ambos casos, hay proyectos de verdad que se enlazan como apuesta ante las condiciones adversas, la relación entre lo que se quiere y los instrumentos que se anuncian como viables para alcanzarlo, y que es también la relación entre la necesaria añoranza y lo que los rigores de cada inesperada coyuntura obligan en términos de poner a prueba esa evocación. Siempre ante las asperezas del momento. Muchos tienen la tentación de suponer que el kirchnerismo no significó sino un avatar más, incluso inconveniente, en el desarrollo de un peronismo primordial e inmutable. Las acusaciones a las que ahora es sometido y las investigaciones que no de ahora, sino de hace varios años, apelan a la matriz de corrupción y a la asociación ilícita, a veces tienden a aconsejar a los espíritus más atados a venerables signos, pero detenidos en su sosiego histórico, que imaginen cierto refugio que permita su absolución en el mejor de los casos, y el perdón “de los mercados” en los casos de los más temerosos.

De ninguna manera ignoramos la numerosa presencia de compañeros doctrinarios, que se atienen con orgullo justificable a los recordables dictámenes sobre el proceder político, que fijó de antaño apotegmas, refraneros y blasones. No los desatendemos, espontáneamente son parte integrante del frente que recobre la justicia y el autonomismo nacional. Figuran desde ya en nuestra rememoración y respeto cívico. Y dicho con mayor énfasis, no nos es indiferente la historia del peronismo como un capítulo magno de la presencia de la clase trabajadora en la bitácora de las luchas sociales, y en las decisiones sobre las numerosas urdimbres de un estado de bienestar, así como no olvidamos los nombres de los caídos e inmolados por el regreso de Perón a su Patria. Este mismo hecho es también aleccionador de que, cuando la represión adquirió el temible rostro del terrorismo de Estado, ya la expresión “desaparecidos” integró en un nombre único e indivisible a compañeros que actuaron desde un perseverante peronismo y una izquierda tenaz.

Que no hay un kirchnerismo verdadero solo quiere decir que en este nombre hay algo que no tiene y algo que sí tiene. Lo primero, es un contorno definido. Eso no lo posee. Pero es porque así se ha dado su transcurrir, sin exceso de programáticas orgánicas ni de documentos liminares. Pero es claro que no reclamaríamos como a priori político, a una experiencia que surgió bajo la acumulación heterogénea de diversas vetas políticas (diversos quiebres políticos de enorme magnitud, abismos económicos, carencia de respuestas en la sociedad civil, experiencias asambleísticas de avanzada, crisis de las identidades partidarias, falta de horizontes en la vida popular), que elaborara doctrinas estratégicas y tácticas para ordenar con ellas la heterogeneidad de los acontecimientos. La carencia de un contorno definido, le permitió considerarse raíz y su vez capítulo nuevo en el peronismo.

Este movimiento nacional -el peronismo-, si por un lado parecía aceptar una nueva transformación, por otro lado recelaba de los aprestos autonomistas de un kirchnerismo donde se integraban numerosos militantes o ciudadanos que habían pasado por experiencias del alfonsinismo, de las izquierdas, socialismos y progresismos diversos, por lo que la nave kirchnerista no parecía ser una etapa más de lo conocido, ni dejaba de reconocer un pasado en el peronismo, reconocimiento que al mismo tiempo debía ser lo suficientemente poroso para que cupieran en él las memorias también pasadas de aquellos que habían sido miembros de distintas expresiones de la izquierda o del alfonsinismo. Si el kirchnerismo dice exactamente la identidad que pretende tener, siente que corre un riesgo, el de desencantar a sus peronistas, o por el contrario, el de desechar a sus simpatizantes de izquierda y progresistas.

Esto provoca distintos tipos de malestares. El kirchnerismo siempre lidió con el malestar de sus peronistas ortodoxos y el de sus izquierdistas clásicos, cuando aparecían temas de rigor: la marcha peronista, la misma marchita con agregados, o emblemas y también al revés -esto menos frecuente pero no ausente-, de tradicionales insignias partidarias de la izquierda. Ahora en un momento crucial de definiciones, no es admisible que quienes aceptaron al kirchnerismo, sea como nuevo rostro del movimiento nacional, o como su superación dialéctica, o simplemente porque había ocurrido, puedan hacer hoy un cálculo tan inocuo como dudoso, refugiarse en las efigies más seguras y tentarse en hacerse “racionales” sin percibir que ya lo serían de cualquier manera, solo que cambiando una razón que los comunica con la historia viva, por otra que los devuelve a ser un ala socavada popular -hasta lo que alcance su demagogia-, de similares políticas económicas que con todo gusto denominaríamos de “vendepatrias”. Todo esto lo expresan a su manera las grandes movilizaciones de trabajadores de astilleros, de maestros y maestras, de trabajadores y trabajadoras de la economía popular, de despedidos estatales, de obreros y estudiantes, de científicos e intelectuales, de ciudadanos conscientes que se les está despojando del propio sentido de lo urbano. ¿No dicen ahora que han “desocultado” a Ciudad Oculta porque exhiben grandes afiches con una foto de esas construcciones precarias? Gran sintomatología del macrismo. Si la imagen pone en un acto estético a la pobreza, no estamos ante una denuncia que se hace cargo de un problema, sino de una pobre imitación de la publicística de Benetton.

5.
Es claro que asusta la magnitud de las acusaciones que se hacen. Ruta del dinero, matriz corrupta, bolso, grutas, conventos, úteros donde se enclaustra una maldición usurpada de una sociedad que era transparente hasta que vinieran las emputecidas caballadas del kirchnerismo. Las bóvedas, las excavadoras, han suministrado horas a la televisión que devora constantemente escenas públicas para recrear la supuesta sordidez de lo íntimo. Una grúa horadando equivale a una escena sexual de masas, a un goce del capitalismo de las imágenes. Asusta, sí. Por eso, basados en ese miedo, muchos reconstruyen un pasado más manuable, un peronismo que quiere mostrar que se quita la verruga exógena del kirchnerismo. Al mismo tiempo este se sigue diciendo peronista, porque lo es, y porque lo es de la única manera hoy posible, abriendo las identidades que dispuso una calcinada historia nacional a una gran gesta aún en construcción, que es desalojar, siempre por el camino que exprese la soberanía popular, este penoso gobierno que hace su tarea destructiva con tanto ensañamiento. Son ajenos a la pericia mayor que les piden sus tutores de las bancas financieras internacionales. Ahora han puesto en el Banco Central un autor de cuentos infantiles. Pero lo que importan son sus decisiones como especialista adulto del FMI.

Es probable que muchos que piensen que esos flujos innominados de la globalización precisen administradores duchos en sus departamentos perimetrales -vulgo argentina-, y se miren ante el espejo para ensayar lo contrario de las contorsiones de Macri, lo contrario de sus frases blanduzcas, pero barnizadas de hirientes y socarronas ironías contra el pueblo y los trabajadores. Por eso el magma irredento de organismos financieros internacionales, el Tesoro norteamericano, los políticos del orden financiero mundial, buscan otra gerencia para la Argentina. “¿Seré yo?”, piensan muchos. Y en esa pregunta irresponsable, quizás quieran hacer vibrar el mendrugo de peronismo abstracto, que se dispone a declarar que lo ocurrido no ocurrió, que lo sucedido durante más de una década no era simplemente malo, sino que debe ser olvidado en las penumbras de las penitenciarías para que los injustamente detenidos escriban sus cartas, que luego analizará un miserable editorialista llamándolas “mafiosas”.

Ya ha sido señalada muchas veces la coalición entre sectores de la justicia, de los grandes medios de comunicación y los gobiernos insertos en los grandes esquemas de la finaciarización mundial, para abolir los derechos políticos de los partidos o las figuras que encarnan notoriamente una representación social. Es el caso de Cristina Kirchner, sometida a diversas formas de persecución judicial, tan novedosas como arteras. Basta leer las actas de tal imputación para ver la liviandad de las pruebas y el modo en que estas actúan menos en el ámbito del argumento judicial, que en las relaciones que formulan los redactores y comunicadores de conglomerados diversos, todos entrelazados con poderes corporativos, siendo corporativos ellos mismos.

Son escrituras, todas ellas, basadas en figuras del más pleno amarillismo periodístico. Procedimientos que violentan todas las formas del derecho conocidas, que finalmente se ligan a técnicas extorsivas, obteniendo declaraciones que son una red de imputaciones que bordean el policial negro, pero mal escrito y peor argumentado. No significa esto que las relaciones entre el estado y las empresas contratistas no deban ser revisadas, ni que el hecho de que haya sido este un modelo reprobable en varias décadas en el país, lo exima de un riguroso análisis -que incluya todos los gobiernos anteriores y el actual-, donde el material enjuiciable que ahora se ha obtenido por coacción a cambio de libras de arrepentimiento e infamación, quede observado y enjuiciado a la luz de un modelo judicial que reaprenda las condiciones democráticas de funcionamiento de la prueba, la pena y la investigación, liberando asimismo a los funcionarios del anterior gobierno arrestados ilegalmente.

Pero lo que acontece hoy en Argentina es que la persecución judicial sobre Cristina Fernández y funcionarios de los gobiernos kirchneristas no es otra cosa que el velo de esa violación de derechos políticos y el intento de proscribir a la fuerza política que no se aviene a acatar un rol exigido por el capitalismo financiarizado sometiendo al abandono del derecho a la autodeterminación del pueblo argentino. Mientras el espectáculo de un poder judicial, elevado a instancia suprema de la Nación por encima de la decisión ciudadana, se despliega con la primacía de la subjetividad de jueces, que avasallan el Derecho para arrasar con la oposición que resiste la reducción de la nación al programa imperialista. Es un poder judicial intervenido de hecho por la arbitrariedad del poder ejecutivo, y ambos por las performances de los medios de comunicación, que van de la ordalía a la guillotina. El país sigue asistiendo a los menús de Mirta Legrand, inverosímil varieté de un nación arrasada, cuyo ministro de Defensa no solamente es un oxidado perno de los diagramas geopolíticos de la llamada seguridad hemisférica, promovida desde el comando Sur de los Estados Unidos, sino que aun con el amparo de las mayores tecnologías sigue siendo portador de un trágica mueca de burla a los familiares de la tripulación del submarino San Juan, pues no está provisto de la cautela que le impida confundir una piedra a gran profundidad con el hallazgo que es imperativo concretar.

La Procuradora Gils Carbó fue hostigada hasta obligarla a renunciar por su independencia respecto del poder ejecutivo. El Procurador Balbín fue sustituido por Saravia Frías, afín a Macri, con el objetivo de que la familia presidencial eluda su deuda de decenas de miles de millones con el Estado Nacional por el caso del correo. En una maniobra circense la Corte Suprema y la Cámara de Casación se complotaron para cambiar la composición de la Cámara Federal, quedando dos jueces serviles del poder ejecutivo que encubren todas las arbitrariedades del juez Bonadío, quien animado por objetivos antijurídicos y patrocinados por servicios de información locales y extranjeros acumula causas de diversa raigambre, sin prueba y bajo la figura común y difusa de asociación ilícita para atacar a la líder de la oposición. Ahora asume la presidencia de la Corte Suprema el juez Rosenkrantz, quien es defensor de las empresas del poder concentrado y del multimedio Clarín, y propició con la promoción del 2x1 la limitación de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad, como también el desacato al cumplimiento de fallos de instancias internacionales a las que Argentina no sólo adhirió, sino que les otorgó rango constitucional. Juez cuyo ingreso a la Corte se forzó con un decreto previo del presidente Macri y cuya designación para presidir la CSJ tuvo asegurado el apoyo de la jueza Highton quien resulta cautiva en forma permanente del ejecutivo por la maniobra espuria que fue urdida por éste para darle continuidad en forma ilegítima a su mandato. La Corte parece siempre salir de un vestidor de una tienda de ocasión, donde han abandonado su conciencia jurídica en un perchero para empezar a divagar, si es posible con latinazgos, en favor de sus patronales.

En tanto la UIF (unidad de información financiera) fue despojada de hecho de su autonomía, con la salida de su titular anterior José Sbatella que fue reemplazado por Mariano Federici y María Eugenia Talerico. Estos últimos vinculados a organismos, estudios y bancos dedicados a la facilitación de la fuga de capitales. Talerico fue defensora de HSBC, entidad sobre la que se comprobó su actividad ilegal en fuga de divisas y Federici fue abogado del FMI. Por otro lado, el diseño del blanqueo permitió la permanencia de fondos regularizados en el exterior, conducta asumida con descaro por los funcionarios del gobierno que mantienen sus ahorros fugados fuera del país, esta ingeniería de poder conformó un entretejido institucional-jurídico dirigido a eludir la investigación sobre estos comportamientos.

La malla de protección sobre las conductas irregulares y antipatrióticas del poder actual, transcurren con el mismo clima que durante los regímenes golpistas, que desplegaban acusaciones y denuncias sobre las autoridades legítimas depuestas por la fuerza con la esperanza del desprestigio con el fin de evitar su retorno al poder. Lo que ocurría en el pasado en Argentina, como lo que acontece hoy, fue parte de estrategias del Imperio articuladas, antes con oligarquías, y hoy con éstas y burguesías transnacionalizadas. Ecuador, Brasil y Argentina enfrentan una nueva forma de agresión a la República y la Democracia, con eje en los poderes judiciales, pero entreverados con servicios de información locales y extranjeros y también en algunos casos, como el brasileño, con las fuerzas armadas. Por eso el “mani pulite” latinoamericano no es el intento de mejorar la transparencia ni la ética pública, loables y necesarios objetivos, sino una estrategia de arrebato de ciudadanía a las mayorías populares. Es bueno tener las manos limpias y las uñas cortas, pero cuando el manejo del orden moral público queda en manos de una mafia judicial, la manicura de Comodoro Py destroza cartílagos de los cuerpos mientras finge perfumar meñiques y pulgares.

6.
Lula encarcelado, y Cristina Fernández de Kirchner y Correa perseguidos encarnan esa ola des-democratizadora. Es tan grande este mecanismo que como en la Colonia Penal de Kafka ve con naturalidad la creación del horror judicial que significa escribir en el cuerpo del condenado la ley ficticia que lo pena con indiferente impiedad, que muchos compañeros aceptan que para combatirlos hay que aliarse incluso con los nuevos guardianes de la Colonia que hacen saber que elegirán variantes de mano blanda. No obstante, Macri elige las dos carátulas; según convenga, la dura, de otro modo, la blanda. Esto último es lo que piensa y lo que hizo Macri, porque entiende el mundo como una reunión de Directorio, donde se siente un poco inexperto ante tantos estrategas mundiales. Y como aún está en fase de aprendizaje y sospecha en algunas miradas un rápido destello de socarronería, se convierte en el aprendiz de todos los paternalismos geopolíticos y financieros que ahora lo tutelan. La Institutriz Lagarde, el Gran Bedel Trump. Y corre a las Naciones Unidas como chico con zapatos nuevos a pronunciar un discurso escrito en las lavanderías de lo que él mismo llamó “el orden global mundial”. Por fin pudo hacer justicia a su célebre frase de que los derechos humanos “son un curro”, pues los citó varias veces. Pero para convertirse en la avanzada judicial-militar contra Venezuela. Con un fraseo abstracto, como si su discurso, tan resbaloso como el mármol verde a sus espaldas, lo hubiera escrito un becario o un pasante recién ingresado al Departamento de Estado norteamericano. Entonces, de su boca maquinal salían palabras como diálogo y consenso, y apenas un milímetro detrás todo era descifrado adecuadamente por una gendarmería global. Las Patricias Bullrichs, los especialistas británicos en la cuestión Malvinas, y todo aquel que entendiera hasta qué punto podía llegar la humillación de un presidente argentino, se frotaban las manos. “He is our man”.

Estamos bajo el conocido modelo de panem et circenses. Pero no hay mucho pan y el circo es descomedido. La gravedad del pozo ciego en que se halla la economía del país no puede suplantarse por la excavación de pozos desde la infinita odisea homérica de las grúas patagónicas. Beneficiarían a la arqueología argentina si encuentran restos de algún mamífero del período cuaternario, pero allí no están los papeles de cualquier tipo que infamen al kirchnerismo. Lo que infama es la propia imagen de ese artefacto que rasguña el suelo al mismo tiempo que las instituciones judiciales. Si bien nada de esto dispensa al kirchnerismo de exponer la crudeza de la situación, en otros términos, los que correspondan, que no son los de los actuales redactores del noticioso de ultratumba, sino los de los movimientos populares y democráticos que saben reponerse a la adversidad y poner en la escala de sus deseos emancipadores a todas sus decisiones administrativas, cuales fueran.

No es desatinada la propuesta de una auditoría general de la obra pública, único modo de crear veracidad sobre una cuestión política vital, cual es la del financiamiento de la política, y que peso tiene esta cuestión en las encrucijadas de las naciones, los pueblos y los trabajadores, a los que quieren prosternados ante la pulverización de sus memorias, intereses y anhelos. Como esta es una cuestión cuya fuerza es intelectual y moral, podemos decir que asistimos ahora a la necesidad de reconstituir los vínculos políticos en torno a la figura hostigada de la época, Cristina Fernández de Kirchner; de postular que entre esa dimensión de liderazgo -que emana de su propia biografía y del modo en que es acosada-, es dable desear que el vasto archipiélago del peronismo reflexione sobre esta situación, extrayendo de sí una historia que no puede recordarse solo por el lado costumbrista sino por sus dimensiones de resistencia y reconstrucción popular. ¿Es posible que olviden que el gobierno ha encubierto asesinatos, que han encarcelado sin pruebas a dirigentes populares? ¿Y que en la sordidez de sus noches imaginan asesinatos que nunca han ocurrido?

Del peronismo estábamos hablando y de esa reflexión que ronda a sus principales dirigentes, pues son muchos los nombres que aun con las diferencias que pueden inferirse, no están dispuestos a perder la honra. Reflexión que debe ser ecuánime y desprendida, lo cual quiere decir que la mirada debe estar dirigida a las necesidades del pueblo argentino y a la altura de estos tiempos mundiales y nacionales, y no dirigida hacia encuestas y focus groups. La cuestión del peronismo y el kirchnerismo tiene dimensiones e incógnitas prácticas, teóricas y existenciales. No se resuelve poniéndole un guion de equilibrio provisorio entre ambos vocablos, sino con una reflexión histórica y social necesaria, profunda y capaz de examinar biografías, decisiones y simbolismos. A todos les cabe, desde el intendente del conurbano al gobernador provincial, desde el senador en apuros hasta el más entusiasta diputado y el más perseverante de los cuadros. Y como esta reflexión tiene como argamasa la historia reciente y no tan reciente del país, debe ser un foro abierto a todas ideas circulantes en este momento de una humanidad atravesada por un capitalismo depredatorio, un mundo financiero con una racionalidad perversa y antihumanista, un mundo judicial que ha perdido sus Beccaria, sus Kelsen, sus Sampay y sus Cossio, advirtiendo que nos rodean unos mares donde naufragan desterrados, unos vínculos y destrezas de carácter cultural amenazados por industrias llamadas “del conocimiento”, que lo que hacen es espantar las grandes tradiciones del conocimiento. Justo en esta época, donde las movilizaciones sociales, feministas, de trabajadores desempleados, de científicos y maestras, de familiares de víctimas de la represión o de la desidia estatal, implican ampliar las fronteras del conocimiento invitando a que se desempolven viejas certezas y se traduzcan los anteriores mundos teóricos a las pulsaciones que están trazando los contornos vigorosos de nuevos mundos de vida.

En lo inmediato es imperioso rechazar la aprobación de un Presupuesto con el sello indeleble del FMI. Desde las semanas previas a la movilización y el paro, todos los principales referentes sindicales y sociales que protagonizaron las acciones masivas de protesta, llamaron a rechazar el presupuesto, denunciando su naturaleza neocolonial y los graves perjuicios que acarrearía, logrando que además de quienes ya anticiparon su rechazo, se sumaran a esta posición legisladores que el gobierno contaba entre sus posibles apoyos para darle al presupuesto y al acuerdo con el FMI una apoyatura fundamental desde el Congreso de la Nación. Hoy la posibilidad del rechazo legislativo se acrecienta, tras la contundencia de las movilizaciones y el alcance del paro nacional que escalaron consiguiendo la adhesión de importantes sectores medios del comercio y las pymes antes desmovilizados y reforzando el proceso de deterioro del bloque reaccionario y la recomposición de un amplio bloque nacional, popular y democrático. La perspectiva de un plan de lucha enhebra la presencia del pueblo a las puertas del Cngreso en oposición al presupuesto con otras movilizaciones y el desemboque en el repudio a Donald Trump y la reunión del G-20 el 20 de noviembre.

Al comienzo de esta proclama hemos hablado de la existencia de numerosos grupos intelectuales del país, que se han pronunciado asiduamente, algunos en términos parecidos a éstos, otros en forma divergente dentro de los más amplios matices. Desearíamos que se sepa que, a los hechos descriptos en estas líneas, los mencionamos no para cultivar la certeza privilegiada de nuestras convicciones, sino la voluntad de contrastarlas; no la verdad que parece siempre anticiparse a los hechos, sino la verdad que espera confiante, como una sombra, a los hechos que al final la nombren fidedignamente. Evidentemente, estamos pensando en la confrontación electoral del 2019, donde ninguno de los grandes temas que hacen a la condición humana y política del país deben estar ausentes. Si lo que aquí escribimos es una suerte de convocatoria, es porque es portador de la esperanza que, con la misma dimensión de un llamado, pensamos que quién puede hacerlo hacia toda la extensión de un gran arco político, es Cristina Fernández de Kirchner, habilitada por el coraje cívico que la acompaña.

Esto es así porque la próxima no es una mera elección. Es la rosa y la insignia de la posibilidad de cambiar lo aciago que ahora presenciamos por un nuevo libro de actas, esto es, una nueva época. No se crea que escribimos una mera consigna electoral cuando pensamos que en las presentes circunstancias, a través de instrumentos de selección de candidaturas que reúnan las mayores garantías democráticas, Cristina Fernández de Kirchner deberá al fin de este largo desfiladero, encabezar las listas frentistas -lo más ampliamente concebidas desde las grandes vertientes de las luchas sociales y las identidades políticas que no declinaron ante las extorsiones en curso-, que le pongan fin al omnipresente poder macrista, con una eficacia que no desmienta su vocación de originalidad. Es preciso revivificar todas las raíces emancipatorias en juego.

Concluimos con un llamado: Cristina Fernández de Kirchner Presidenta.

CARTA ABIERTA, 29/09/18.




martes, 29 de mayo de 2018

25 de mayo 2018 por Cristina Kirchner


CFK escribe sobre la vuelta al FMI
Su aporte para el análisis, a quince años de la asunción de Kirchner

Copiamos del portal de Horacio Verbitsky "El Cohete a la Luna"
https://www.elcohetealaluna.com/cfk-escribe-sobre-la-vuelta-al-fmi/



Lo que sigue es el texto completo del documento elaborado por la ex presidente.  Se han omitido cuadros e ilustraciones que deberán consultarse en el link de referencia.

1. Introducción
El viernes 25 de mayo de 2018, se cumplen 15 años de la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación y de su histórico discurso ante la Asamblea Legislativa. El presente documento, de circulación interna para las distintas fuerzas políticas, sociales y sindicales que integran el colectivo de Unidad Ciudadana, tiene por objeto aportar elementos de análisis y reflexión sobre la situación actual del país y su contexto histórico. Tenemos la certeza de que es imposible desentrañar lo que está pasando sin entender porqué y como se llegó. A su vez, intentamos descifrar las claves y anticipar lo que sobrevendrá al país, en caso de acceder por trigésima vez al sistema Stand By del FMI.
En este marco, es esencial entender el verdadero rol del FMI como prestamista de última instancia que, cuando lo hace, impone programas económicos de ajuste bajo el eufemismo de condicionalidades, que impactan negativamente en el desarrollo económico y social de los países.
El primer programa aplicado en Argentina fue lo que se conoció como ‘Plan de estabilización y desarrollo económico’ anunciado el 29 de diciembre de 1958 por Arturo Frondizi. No se conoce un sólo país en el mundo que haya aplicado programas de este organismo y que haya mejorado su situación económica y social. Por el contrario, el resultado ha sido siempre marcadamente negativo.

2. La Asunción de Néstor Kirchner. Cómo estaban las instituciones, la economía, la política y la sociedad. 
Las instituciones
El 25 de mayo del 2003, Néstor Kirchner recibió los atributos presidenciales de un senador de la Nación: banda y bastón le fueron entregados ante una Asamblea Legislativa que vio desfilar a 4 presidentes en dos semanas, luego de los trágicos sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001, en que la represión ordenada por el gobierno de la primera Alianza se cobró la vida de muchos argentinos en las calles. Se produce de esta manera, como nota distintiva, la resolución de una crisis institucional en el marco de la Constitución Nacional, desplazando, por primera vez en la historia, al habitual dispositivo político de crisis aplicado en la Argentina desde 1930: las fuerzas armadas. Sin embargo, a mediados del año 2002, quien ocupaba la presidencia de la Nación por mandato de la Asamblea Legislativa, a raíz de los sucesos de diciembre de 2001, debió adelantar las elecciones presidenciales luego de que las fuerzas de seguridad asesinaran a dos militantes políticos en una protesta social.

La política
Néstor Kirchner accede a la Presidencia de la Nación con apenas el 22% de los votos. El balotaje previsto por la Constitución Nacional, que debía sumarle a la legalidad de la elección democrática del 27 de abril de 2003 la legitimidad del voto popular, nunca tuvo lugar, por la renuncia de quien había obtenido el 24% de los votos en primera vuelta.  De esta manera, Néstor Kirchner asume en las peores condiciones políticas. Es el presidente argentino electo con el menor porcentaje de votos de la historia. Menos aún que el radical Arturo Illia que, en 1963, merced a la proscripción del peronismo, llega a la presidencia de la Nación con apenas el 25% de los votos.

La economía
Néstor Kirchner asumió en el 2003 con el mayor default de deuda soberana de la historia del mundo sobre su espalda. La industria era sólo un buen recuerdo del pasado. Desocupación y sub-ocupación superaban holgadamente los dos dígitos, la mitad de los trabajadores y trabajadoras argentinas no estaban registrados y millones que habían sido expulsados del aparato productivo, por destrucción del empleo o por las privatizaciones, no podían acceder a una jubilación. La miseria y la indigencia registraban los peores índices históricos, y los salarios y las jubilaciones de los que aún estaban dentro del sistema, habían sufrido un grave deterioro por la pérdida del poder adquisitivo a causa de la crisis.  La lista de calamidades en la economía resultaba interminable, pero tal vez el reflejo más brutal del grado de su deterioro era que, junto al peso argentino devaluado, coexistían 16 cuasi monedas. Una cuasi moneda nacional, el Lecop y 15 cuasi monedas provinciales: el Patacón (Buenos Aires), la Lecor (Córdoba), el Federal (Entre Ríos), el Cecacor (Corrientes), el Bocade (Tucumán), el Petrom (Mendoza), el Cemis (Misiones), el Huarpes (San Juan), el Quebracho (Chaco), el Bocanfor (Formosa), Bono Ley 4748 (Catamarca), las Letras (Tierra del Fuego), el Petrobono (Chubut), el Petrobono (Rio Negro) y el Bocade (La Rioja).

La sociedad
En ese 2003 la sociedad miraba con desprecio y escepticismo a la política y a toda su clase dirigencial, cualquiera fuera su actividad.  Los argentinos y las argentinas que, finalizada la dictadura más sangrienta de nuestra historia, habían creído que “con la democracia se cura, se come y se educa”, se sumaron no sólo a los que creyeron en la “revolución productiva” y el “salariazo”, sino también, a los que creyeron que “con el dinero que se le saque a la corrupción política se solucionaban todos los problemas del país”.  Finalmente, la persistencia y el agravamiento de los problemas económicos, sumados a escándalos institucionales como los de “la Banelco” -para aprobar la reforma laboral-, terminaron uniendo a todos y todas, de izquierda a derecha, en la consigna “que se vayan todos”.  Más dramático aún. Las colas interminables de compatriotas ante las embajadas extranjeras en Buenos Aires daban cuenta de algo peor: miles de argentinos y argentinas habían decidido irse, ellos, del país. En este marco de crisis institucional, política y económica, asume como presidente de los argentinos Néstor Carlos Kirchner, con sólo el 22% de los votos -menos votos que desocupados- y con la responsabilidad de gobernar un país y representar a una sociedad que no creía en nada ni en nadie.  Sin embargo, a los dos años y medio de gestión, Néstor Kirchner había reestructurado el 76% de la deuda externa defaulteada y pagado íntegramente la deuda de la Argentina con el FMI, permitiendo así al gobierno, comenzar a desarrollar una política económica con autonomía nacional en la toma de decisiones.  Cabe aclarar que el presente documento no tiene por objeto enumerar la gestión de gobierno que se inició en el 2003 y culminó en el 2015 y que significara un crecimiento inédito del producto bruto nacional y una movilidad social ascendente sólo comparable a la de los primeros dos gobiernos del General Perón.

3. La asunción de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos. Como estaban las instituciones, la economía, la política y la sociedad.La contracara de aquella asunción del 25 de mayo de 2003, la constituye la asunción de Mauricio Macri y el gobierno de la Alianza Cambiemos el 10 de diciembre de 2015.  Mauricio Macri es el primer presidente del período democrático que va de 1983 a 2015, que asume sin crisis institucional, política, social, ni económica. Si hacemos un ejercicio para comparar la situación en relación a la asunción de Néstor Kirchner, tal vez lo más demostrativo se da en los mismos cuatro planos analizados previamente: lo institucional, lo político, lo económico y social.

Las instituciones.A diferencia de aquel 2003, el gobierno que culmina en el 2015 lo hace después de completar 3 períodos presidenciales completos de gobierno, rompiendo, de esta manera, el maleficio de los gobiernos democráticos, nacionales y populares que hoy se identifican bajo el nombre de populismo. En efecto, el gobierno de Irigoyen, derrocado por el primer golpe de Estado, no pudo siquiera completar su segundo mandato. Similar situación atravesó el ciclo peronista iniciado en 1946, cuando, durante el segundo gobierno del General Perón, se produce el golpe de Estado de 1955, autodenominado Revolución Libertadora.  El presidente Alfonsín debió entregar el poder antes de finalizar su único mandato. Su renuncia, que provoca el adelantamiento de la entrega del gobierno, se produce en medio de la hiperinflación. Esto coloca al gobierno iniciado en 2003, y cuya gestión finalizara al cumplir completamente su tercer mandato, en un lugar único en la historia nacional conectándolo, además, con un hecho más singular aún en la política argentina: es el único gobierno argentino que al terminar su último mandato es despedido por cientos de miles de argentinos y argentinas en una Plaza de Mayo desbordada en sus calles laterales, avenidas y diagonales de acceso.

La política.En este plano, también la diferencia con aquel 2003 es más que notoria. A diferencia del débil 22% de los votos con los cuales Néstor Kirchner accede a la presidencia en un marco de legalidad, pero totalmente carente de legitimidad política, Mauricio Macri lo hace luego de un balotaje obteniendo poco más del 51% de los votos. Se combinaban virtuosamente legalidad y legitimidad, constituyendo sin dudas la mejor y más poderosa fórmula para gobernar el país. Además, nunca se había producido en nuestro país la transferencia constitucional de un gobierno de orientación nacional, popular y democrática a otro de orientación opuesta, sobre todo en lo que hace a la concepción del rol del Estado y la economía. En efecto, la trasferencia gubernamental democrática operada en 1999, tuvo la particularidad de que la primera Alianza, que había ganado las elecciones, confirmaba el programa económico del gobierno al que sucedía: convertibilidad y modelo de privatizaciones.

La economía.
Sin embargo, es en la economía donde pueden distinguirse tres hitos que son estructurales y que diferencian una asunción de la otra:

I. El FMI había monitoreado y auditado la economía argentina desde la firma del primer préstamo Stand-By en el año 1958, durante la gestión de Arturo Frondizi. 
Aquellos monitoreos y auditorías se prolongaron durante los sucesivos gobiernos argentinos, democráticos o de facto, y llegaron a su máxima expresión con la convertibilidad y las privatizaciones de los ’90, exhibidas al mundo por el FMI como modelo ejemplar, pero sufridas por nuestra Nación y nuestro pueblo. En el año 2005, Néstor Kirchner decide pagar totalmente la deuda con el FMI para anunciar que las decisiones de política económica las tomaban quienes habían sido electos por los argentinos y las argentinas. De esta manera, hasta la actualidad, los únicos dos ciclos de gobierno que nunca sometieron sus políticas al FMI fueron los gobiernos del General Perón y y los de Néstor y Cristina Kirchner.

II. A diferencia del default de deuda soberana más grande del mundo con que Néstor Kirchner asume como presidente de la Nación, la deuda externa argentina, al momento que asume Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, era la más baja de nuestra historia y una de las menores del mundo en su relación con el producto bruto interno.A los dos años y medio de su gestión, Néstor Kirchner había reestructurado la deuda soberana en un 76% obteniendo, además, una quita de intereses inédita, no sólo en nuestra historia, sino a nivel mundial. En septiembre del año 2008 el mundo se desplomó. La caída de Lehman Brothers y la crisis de las hipotecas sub-prime en Estados Unidos, producen el mayor colapso económico-financiero del que se tenga memoria, sólo comparable, en su magnitud y gravedad a escala global, con la gran depresión de 1930. Pese a ello, el segundo gobierno iniciado en diciembre de 2007, continuó avanzando en el proceso de reestructuración de deuda soberana de Argentina, y en el año 2010 llevó la reestructuración y normalización de la deuda al 93%, incorporando a acreedores que no habían ingresado al primer canje. En el año 2014, reestructura el 100% de la deuda con el Club de París, cuyo origen se remontaba al año 1956 y comienza su pago.
III. Entre 2003 y 2015, también se había realizado una fuerte recuperación de capital argentino, enajenado con la política de privatizaciones de los ’90.   
Se nacionalizó YPF con su valioso yacimiento de Vaca Muerta, a los efectos de recuperar la soberanía energética perdida en los ’90 con la comprensión de que la energía es un componente esencial en la ecuación del desarrollo nacional. También se reincorporaron al patrimonio nacional Aerolíneas Argentinas, AySA y el Correo Argentino. Se recuperó la administración de los recursos de los trabajadores que había sido privatizada a través de las AFJP en los ’90. Esto significó, además, incorporar al patrimonio de la Nación la importante participación accionaria en las principales empresas argentinas que habían obtenido préstamos de aquellos recursos a través de las AFJP. Esta recuperación implicó, además, un importante ahorro equivalente a un tercio de los recursos de los trabajadores que las Administradoras privadas habían cobrado en concepto de comisiones. 
Más allá de que este documento no tiene por objeto describir el desarrollo de la gestión y las obras realizadas entre 2003 y 2015, para reflejar la magnitud de lo hecho, basta mencionar que, al finalizar los tres períodos de gobierno, tres de las regiones más importantes del país, NEA, NOA y Patagonia, habían sido conectadas al sistema eléctrico nacional y anilladas para su seguridad. También se habían terminado obras estratégicas paralizadas desde décadas, se había producido una verdadera apertura al mundo con la firma de dos acuerdos estratégicos, en materia económica, con nuevas potencias mundiales y se habían lanzado, al espacio, dos satélites íntegramente diseñados y construidos en Argentina. En el mismo sentido, y sobre las verdaderas condiciones de la economía argentina a diciembre de 2015, dan cuenta no sólo los prospectos que figuran en los títulos de deuda emitidos para el pago a los fondos buitre y para el bono de deuda a 100 años, sino también el informe para inversores extranjeros “Argentina: land of oportunities. Strong Country Fundamentals” difundido con motivo del Foro de Inversiones y Negocios conocido bajo el nombre de “Mini Davos”, que se celebrara en Buenos Aires entre el 12 y el 15 de septiembre de 2016 y en el que participaran alrededor 67 países y 970 empresas internacionales, entre otras: JP Morgan; Dow Chemical Company; Coca-Cola; Siemens; British Petroleum; Cisco Systems; IBM; Novartis; Lithium Americas Corp; Adecco LATAM; Goldman Sachs; Louis Dreyfus Company.  Esto demuestra que el discurso de “la pesada herencia” fue una verdadera mentira sostenida por el blindaje mediático y propalada por la cadena nacional privada de la desinformación de los grupos hegemónicos de comunicación. Raya en lo ridículo y viola el más elemental sentido común, pretender que un país que estaba “fundido” logre obtener más de 100.000 millones de dólares de los mercados internacionales. Los mercados internacionales, más allá de la información que pueda dar cualquier país, cuentan, como no puede ser de otro modo, con información propia acerca del estado de las finanzas de los países a los que les prestan. El hecho de que Argentina fuera, durante los años 2016 y 2017, el país que más deuda soberana emitiera en el mundo, dan cuenta de la solidez de la herencia recibida.  Que los mercados internacionales no prestan atención a los discursos, dan cuenta los hechos sucedidos en el último mes en la Argentina. Tras dos años y medio de gobierno de la Alianza Cambiemos y pese a los discursos “optimistas” de Mauricio Macri, sus funcionarios y los medios de comunicación; los mercados financieros, advirtiendo la inconsistencia, en el mediano plazo, del modelo económico de endeudamiento y especulación, decidieron retirarse de la Argentina provocando la corrida cambiaria que desembocó en la vuelta al FMI.  Resulta muy claro, ahora, que Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, pudieron mentirles a los argentinos gracias a un inédito blindaje mediático en la historia argentina. Sin embargo, no pudieron hacer lo mismo con la SEC (Securities and Exchange Commission) de los Estados Unidos al emitir títulos de deuda en ese país. Alguna dirigente de Cambiemos debería reconsiderar recientes expresiones en ese sentido, porque estaría poniendo al país en un lugar sin retorno y al presidente, y a los funcionarios intervinientes en la emisión de deuda soberana, en una grave situación penal ante la justicia norteamericana.  Patética y dramáticamente, la realidad siempre aflora. Argentina, como en el juego de la OCA, y a 15 años del 25 de mayo de 2003, retrocede y vuelve al FMI.
La sociedad.
A fines del 2015, la sociedad tampoco era la misma que había recibido a Néstor Kirchner como presidente en 2003.  Lejos de irse, numerosos argentinos y argentinas cuya profesión era la investigación científica, habían retornado al país. Los jubilados ya no hacían marchas en el Parlamento reclamando el aumento de sus jubilaciones, ni tampoco hacían llorar, frente a las cámaras de TV, a un Ministro de Economía. Argentina no sólo había logrado la mayor cobertura previsional (97%) del continente, lo que convertía a la jubilación en un bien de acceso universal, sino que además tenían el mejor haber previsional.  Los trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia tenían los mejores salarios en dólares de América Latina, y los niveles de desocupación y trabajo no registrado alcanzaron su mínimo histórico. Existía, además, una sólida red de contención social para los más necesitados.

IV A sólo dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, la Argentina vuelve al FMI.
El 8 de mayo de 2018, Mauricio Macri, en cadena nacional privada, luego de la primera corrida cambiaria que tuvo lugar durante su gobierno y que comenzó el 25 de abril de 2018, anuncia que, en su carácter de presidente de la Nación, ha “decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero”.  ¿Qué pasó en apenas dos años y medio de gobierno de la Alianza Cambiemos, para que a la Argentina la hagan volver al FMI? La pregunta es inevitable, sobre todo cuando nuestro país contaba, a diciembre de 2015, con la deuda soberana más baja de su historia, y una de las menores del mundo en relación a su PBI. Por si esto no bastara, en los dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri, ingresaron más de 100.000 millones de dólares en concepto de nuevo endeudamiento, y se batieron récords globales de toma de deuda. En efecto, en el año 2017, las principales agencias económicas internacionales dieron cuenta de que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos era el que más deuda externa había tomado en los últimos dos años, superando a China, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, entre otros.  Sin embargo, y pese a ello, no pudieron frenar una corrida cambiaria y perdieron 10 mil millones de dólares en tan sólo 15 días. Un monto similar había ingresado al país en enero de este año por una nueva toma de deuda soberana. Y lo peor de todo: pese a esa inédita pérdida de reservas en tan corto plazo, la corrida provocó, además, una devaluación del 25% del peso argentino, que alcanzó, así, al 40% desde diciembre de 2017. Para dimensionar la catástrofe, téngase en cuenta que, en apenas 15 días, se perdió el equivalente a dos YPF (con dos 2 Vaca Muerta) o la deuda completa que reestructuramos con el Club de Paris. La catástrofe financiera y cambiaria adquiere, además, ribetes de tragedia cuando, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, le comunican a los argentinos y argentinas que han decido volver al FMI a pedir préstamos. A partir de allí, el gobierno ensaya otra vez el remanido y ya insostenible argumento de la “pesada herencia”. Esta vez, sin resultado social y sólo sostenido por el discurso encubridor de los “gurúes” y “consultores” rentados de la City, devenidos en tragicómicos. A esta altura de los hechos, ya resulta inocultable que fue, precisamente la “pesada herencia” del desendeudamiento, la que le permitió a Mauricio Macri la toma de deuda soberana que figura como récord a nivel global. Por si todo ello fuera poco, es patético el desempeño y ridículos los argumentos de los funcionarios que tuvieron que administrar la primera corrida cambiaria del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, cuando pretenden justificar lo que hicieron con el aumento de medio punto de la tasa de interés de la FED.

El gobierno que concluyó en diciembre de 2015, que no tenía acceso a los mercados de capitales por el default que provocó la primera Alianza en 2001 y que además sufría el hostigamiento permanente de los fondos buitre, soportó y superó cinco corridas cambiarias (...) Una rápida lectura de este cuadro, no sólo permite ver la magnitud de los acontecimientos nacionales e internacionales que tuvo que enfrentar el gobierno anterior sino, además, la extensa duración de cada uno de estos episodios.  El gobierno que finalizó su mandato en 2015, a pesar de no tener acceso al mercado de capitales por el hostigamiento de los fondos buitre, de enfrentar una crisis internacional sin precedentes, de padecer un inédito lock-out patronal y de lidiar con una brutal oposición política, mediática, judicial y parlamentaria, que llegó inclusive a impedir la sanción de la ley de presupuesto nacional en el año 2010, no sólo soportó 5 corridas cambiarias, sino que, además, cumplió rigurosamente con los pagos en dólares de la deuda soberana reestructurada, esta sí pesada herencia de los anteriores gobiernos desde 1976.

A esta altura, es más que evidente que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, que pudo contar con acceso al mercado de capitales por más de 100 mil millones de dólares y tuvo la colaboración de un sector de la oposición para aprobar las principales leyes que envió al Congreso de la Nación (pago a los fondos buitre, “reparación histórica”, blanqueo y reforma previsional, entre otras), recurrió al Fondo Monetario Internacional por el fracaso estrepitoso de un modelo de saqueo y destrucción de la Nación gestionado por un grupo de empresarios devenidos en políticos. Es que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos llega a la conducción del Estado nacional sólo con un plan para sus propios negocios y con un sinnúmero de prejuicios políticos y culturales que, sumados a la ignorancia de la historia y el contexto global, los llevó a creer que su sola llegada al gobierno y sus “buenos modales” provocarían, entre otras cosas, una “lluvia de inversiones”. “Lluvia de inversiones” que nunca especificaron cuales serían, en qué sector de la economía se darían y que modelo de desarrollo promoverían. Y “buenos modales” que no son más que la aceptación, lisa y llana, de todas las demandas de los grupos de poder en Argentina.


V El Verdadero Problema


Los negociados.
Del plan de negocios de los empresarios que hoy conforman el gobierno, dan cuenta el escándalo de los Panamá Papers, el blanqueo de la familia del presidente y de sus funcionarios, el escándalo del Correo Argentino, el negociado de las aerolíneas con Avianca, Flybondi y las low cost que perjudica a Aerolíneas Argentinas, Quintana y Farmacity, Aranguren y Shell, Caputo, las offshore y los bancos y fondos de inversión comprometidos en la emisión de deuda soberana de la Argentina, Dujovne, el ministro “coordinador” evasor primero y blanqueador después, hasta llegar al negociado de las energéticas de los parientes y amigos del presidente, que se garantizan ganancias multimillonarias con un tarifazo insoportable para los argentinos y argentinas y de marcado sesgo recesivo para PyMES, comercios y la actividad económica en general.

Los prejuicios
El gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos parte de antiguos prejuicios sobre los gobiernos nacionales, populares y democráticos, a los que define como populistas. Como todo prejuicio, carece de racionalidad y sólo obedece al campo de lo cultural-emocional. Bajo este banal marco de análisis, caracteriza al gobierno anterior como un gobierno “no amigable” con el mercado y de “malos modales” para con los empresarios, considerando que, si se hace todo lo que solicitan los distintos actores de la economía, se creará un clima virtuoso de negocios que favorecerá el crecimiento de la actividad económica.  A continuación, pasamos a identificar los principales reclamos que, durante 12 años y medio, los distintos sectores de la economía realizaron al gobierno anterior. De la simple lectura del listado anterior (ver en el link de referencia) surge claramente que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos accedió, prácticamente, a todos los reclamos de los distintos sectores de la economía. El único pedido que no tuvo éxito, fue el reclamo de la CGT que, además de haber sido un slogan de campaña –“en mi gobierno ningún trabajador pagará impuesto a las ganancias”, Mauricio Macri dixit-, fue un factor determinante para que miles de trabajadores en relación de dependencia votaran a Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015. En efecto, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos ganó esas elecciones por una diferencia de, apenas, un poco más de 600.000 votos. En ese momento el universo de trabajadores registrados que pagaban impuesto a las ganancias era, al 2015, de 1.051.704. Hoy, casi dos millones de trabajadores pagan impuesto a las ganancias. Miles han perdido su trabajo y todos han visto precarizadas sus condiciones laborales y perdido el poder adquisitivo de sus salarios. El último informe en relación al ranking del salario mínimo vital y móvil en dólares de la región latinoamericana, señala que, en Argentina, dicho salario ha dejado de ser el más alto y ha descendido al cuarto lugar. Esto impacta en el nivel de actividad económica al afectar el consumo, que representa el 70% de la demanda agregada. 
No fueron “malos modales”, ni actitudes “no amigables” con el mercado las que llevaron al gobierno anterior a mantener las políticas públicas que llevaba adelante.  Por el contrario, se debía garantizar que las lógicas pujas sectoriales por la distribución del ingreso, que se producen en todos los países del mundo, no arruinaran el mercado interno que funciona como motor de crecimiento y desarrollo, junto a las exportaciones, que en el año 2011 alcanzaron su récord histórico con 82.981 millones de dólares. Además, debía tenerse en cuenta la necesidad de que el Estado argentino no perdiera ingresos genuinos en moneda dura, en vistas a la siempre latente reaparición de la restricción externa que, junto a una economía bi-monetaria, fueron históricamente las responsables de los cuellos de botella a los que Argentina cíclicamente se ha encontrado sometida, en los procesos de acumulación de capital por desarrollo industrial y tecnológico.  Así las cosas, todas las medidas adoptadas por el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, provocaron desfinanciamiento del Estado al eliminar impuestos a la riqueza y retenciones que, además, éstas últimas, tienen un efecto dolarizador de los precios de los comodities necesarios para el mercado interno.  De esa manera, se dolarizaron los precios de los alimentos y de los insumos de distintas actividades industriales, que sumados a la desregulación del mercado de combustibles y al brutal aumento de las tarifas de los servicios públicos, impactaron negativamente en la actividad económica y agravaron exponencialmente la inflación.
En el mismo sentido, al prohibir la negociación libre de paritarias, los salarios quedaron muy por debajo de la inflación, haciendo retroceder a la Argentina al cuarto lugar en el ranking de salarios en dólares de la región, luego de haber ocupado el primer puesto durante la gestión del anterior gobierno.  Las altas tasas de interés y la eliminación de las restricciones al ingreso de capitales golondrina, provocaron la entrada de capitales especulativos en una fabulosa bicicleta financiera, o carry trade, que rememora los tiempos de la convertibilidad. En este contexto, se producen tres fenómenos que se retroalimentan. Quienes necesitan capital para la inversión productiva, no pueden acceder al crédito por la alta tasa de interés. Quienes tienen capital para invertir, no lo hacen en el sistema productivo sino en la timba financiera, porque les da mayor rentabilidad. Finalmente, el tercer fenómeno lo presenciamos en cada vencimiento de las LEBACS convertidas en una gigantesca bola de nieve que amenaza con sepultarnos.  Por si fuera poco, eliminan toda regulación cambiaria para la compra de dólares, acentuándose, cada vez más, la característica de una economía bi-monetaria, que se reconoce en la pulsión del ahorrista argentino para atesorar dólares y en la brutal fuga de divisas de las elites argentinas, cuya pasión por la formación de activos en el exterior, ya es legendaria. De esa pasión pueden dar fe varios ministros del gobierno de la Alianza Cambiemos. Todo ello no hace más que agravar la demanda de dólares, en una economía que los necesita para pagar importaciones, turismo y servicios de deuda.
¿Alguien podía creer que todo esto junto podía funcionar?  En síntesis, la suma de las decisiones del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos y sus efectos devastadores para la economía y la sociedad, no son, ni más ni menos que el resultado de haber hecho lugar a todas y cada una de las demandas que constituyeron, durante los doce años y medio del anterior gobierno, la agenda cotidiana de reclamos y los ejes del más formidable ataque mediático del que se tenga memoria. Una vez más, la élite dirigencial económica y empresarial de la Argentina, como en la fábula de la gallina de los huevos de oro, creyeron que despanzurrándola iban a encontrar mayor riqueza.

La ignorancia.
Los prejuicios son hijos dilectos y reconocidos de la ignorancia. La élite que hoy nos gobierna a través de la Alianza Cambiemos, tiene una profunda ignorancia de la historia argentina, de la geopolítica y del actual contexto internacional. De la historia argentina, porque ¿ignoran? que las etapas de mayor crecimiento y acumulación de capital nacional se dieron en gobiernos que tenían autonomía nacional en la toma de decisiones y que desarrollaron un fuerte mercado interno como principal impulsor de la demanda agregada y como una primera etapa para el posterior desarrollo de exportaciones con mayor valor agregado. ¿Ignoran? también que la restricción externa, esto es la falta de dólares, se agrava por la economía bi-monetaria que se reconoce en el ahorro nacional en dólares y en la fuga para formar activos en el exterior. De la geopolítica, ¿ignoran? la historia económica de acumulación de capital de las grandes potencias, desarrollada en base a los términos de intercambio comercial de valor agregado y desarrollo científico, en una desigual relación de fuerzas, que se maquilla con la libertad de comercio como retórica fronteras afuera y se divulga con la pátina de verdad absoluta a través de sus centros de estudios y think-thank de pensamiento. Del actual contexto internacional, ¿ignoran? que el proteccionismo comercial de las grandes potencias ha recrudecido, con inusitada fuerza, después de la crisis global del 2008 y ya ni siquiera se preocupan en disimularlo. Los signos de interrogación obedecen al beneficio de la duda, ya que de lo contrario no serían ignorantes, sino cínicos o, lo que es peor aún, traidores a la Patria.

VI. Final abierto.

A dos años y medio de iniciado su gobierno, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos deberían darse cuenta que el blindaje mediático y la mentira permanente, junto a la persecución judicial como elemento para disciplinar, neutralizar o eliminar a la oposición política, están agotados como recursos para conducir el Estado. Deben entender que eso siempre ha sucedido en la historia argentina, toda vez que el deterioro económico se profundiza y comienza a alcanzar a amplios segmentos de la población. La firma del trigésimo acuerdo stand by con el FMI, sólo deparará mayores males a la Nación argentina y mayores dolores a su pueblo. Sería aconsejable que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos advierta la gravedad de la situación. Su actitud de represión y violencia frente al reclamo de los trabajadores por sus fuentes de trabajo o por paritarias libres, no parece augurar nada bueno. Su indiferencia frente a la desesperación de crecientes franjas de la población que ya no pueden pagar las facturas de agua, luz y gas o, lo que es peor aún, que ya no les alcanza para comer; habla de una peligrosa insensibilidad frente a lo que le pasa a los demás.
A la irresponsabilidad de haber llevado a la Argentina a este desastre económico, no se le puede sumar la tragedia de la violencia. Es necesario recordar que nada bueno ocurrió, para nuestro país, cuando se quiso reemplazar a la razón por los palos o se impuso el silencio frente a los reclamos del pueblo.

CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER 
Buenos Aires, 24 de mayo de 2018. 

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lunes, 11 de diciembre de 2017

Contra la andanada "judicial"






CARTA ABIERTA BARILOCHE repudia las detenciones con prisión preventiva, sin justificación jurídica, de los compañeros Carlos Zannini y Luis D'Elía ordenadas por el incalificable juez Bonadío, así como la absurda prisión domiciliaria del ex Canciller Héctor Timermann, y el pedido de desafuero a la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Con estas acciones, precedidas por la arbitraria detención de Milagro Sala, de Amado Boudou y Julio De Vido, sumadas a la represión y persecución al pueblo Mapuche que devino en el asesinato de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel y la reciente violenta incursión de la policía federal en la Residencia Estudiantil de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Comahue, se busca intimidar y silenciar a la oposición, generar desánimo en la población y desviar la atención de la ciudadanía frente al fracaso de las medidas económicas, políticas y sociales adoptadas por la actual gestión del gobierno nacional.


San Carlos de Bariloche, 10 de diciembre de 2017

martes, 15 de noviembre de 2016

Acusaciones contra Ofelia Wilhelm


La ex mandataria, Cristina Kirchner, rechazó las acusaciones contra su madre, Ofelia Wilhelm, difundidas por el diario Clarín, con una carta dirigida al presidente, Mauricio Macri, en la que aclara que "mi mamá tiene 87 años y hace más de 50 que vive con mi hermana en el mismo barrio y en la misma casa, que es su único patrimonio. Algunos dirigentes de mi partido que la conocen – porque la han visitado – pueden testimoniar, además, cómo vive".



https://www.pagina12.com.ar/3235-cfk-a-macri-no-es-mi-mama-es-tu-papa-y-vos-tambien

En una nota publicada a través de Facebook, Cristina precisa que su madre "fue secretaria general de su gremio durante más de 30 años pero nunca tuvo un solo día de licencia gremial. Siempre fue a trabajar, ¿raro no?", y subraya que "su única 'debilidad' es su pasión por Gimnasia y Esgrima de la Plata. Vive de su jubilación y de la pensión de mi padre. Hace casi ya 3 años, fue operada de una gravísima enfermedad y desde entonces camina ayudada por un andador".

"¿Qué es lo que querés inventar? -pregunta CFK a Macri- ¿Pretendes hacerle creer a los argentinos que el país está mal y a ellos les va peor… por mi mamá? ¿No te parece mucho? Pensé que conmigo y con mi hija te alcanzaba ¿O es que las cosas van tan mal que tenés que empezar a perseguir junto con Clarín a una anciana que no sale de su casa?

"No, Macri. El problema de la Argentina sigue siendo el mismo de siempre: Ustedes", advirtió Cristina Kirchner, quien agregó: .

"Tu papá y otros – como él – que estatizaron la deuda de sus empresas mientras la dictadura genocida había desaparecido a miles de argentinos.

"Deuda de la 'patria contratista' y otras yerbas que todavía estamos pagando. O como Clarín que se quedaba con Papel Prensa, mesa de tortura mediante.

"Ustedes, los mismos que cuando los militares no les sirvieron más fueron por los políticos de los partidos populares y democráticos. Ellos terminaron destituidos y algunos presos y ustedes libres y cada vez más ricos.

"Como el 'periodismo independiente' que buscando cuentas K en el exterior, se encontró – como siempre – con… Ustedes, que tienen más cuentas y sociedades off-shore que pelos yo en la cabeza.

"Lo mismo que pasó con los contratos de 'dólar futuro': los que habían ganado millones eran… Ustedes. Los mismos que devaluaron, los mismos que fijaron el precio que después cobraron. Los que estamos procesados por Bonadío, somos nosotros.

"Es que Ustedes siempre contaron con dos apoyos imprescindibles para hacer lo que hicieron y siguen haciendo: El poder judicial y los medios de comunicación, que volvieron innecesarias a las “viejas” y “obsoletas” dictaduras militares.

"Desde la dictadura genocida donde no se conseguía ni un habeas corpus para las detenciones ilegales hasta el sobreseimiento por contrabando agravado de autos, que te regaló la Corte de la mayoría automática menemista.

"Desde el blindaje mediático para los que vaciaron el país en el 2001 y se fueron con más de 30 muertos en las Plazas de la República hasta el encubrimiento – en el más literal sentido de la palabra – de este Gobierno de ricos y endeudadores seriales, donde todos los días nos enteramos que funcionarios y hasta legisladores son dueños o socios o representantes de las empresas que les toca regular y controlar. El escándalo de estar de los dos lados del mostrador y su inevitable consecuencia: El saqueo.

"Macri si no te alcanzan las 'causas' judiciales que ya inventaste, si no te alcanza con perseguir a mi hija, ajusta un poco más las clavijas en Comodoro Py, seguro que a Bonadío o algún otro más arriba, algo se les va a ocurrir."

Más adelante, la dos veces presidenta de la Argentina reclama "por favor, córtenla con lo de la 'pesada herencia' que es lo único que les ha permitido sostenerse como Gobierno después de haber transferido miles de millones de dólares al agro y la minería. Si no, contanos cómo es que se puede endeudar el país en menos de un año por casi el 50 por ciento de su PBI? ¿Vendrá alguna vez un Gobierno que privatice la deuda externa? ¿O la tendrá que pagar otra vez el Pueblo como en el 2001? Interrogantes que uno se plantea después de ver que – como el cangrejo – el país va otra vez para atrás".

"Hoy se cumple un año del 'histórico' debate presidencial -añade CFK-. Algunos proponen que así como el 10 de Noviembre es el día de la tradición y el 20 el de la Soberanía Nacional, el 15 de Noviembre sea reconocido como el día de La Mentira. Es que todavía suenan en los oídos de millones de argentinos palabras tales como: 'No voy a devaluar', 'No voy a ajustar', 'No va a haber tarifazo', 'Daremos un millón de créditos hipotecarios', 'Ningún trabajador va a pagar impuesto a las ganancias', 'Pobreza cero' entre otras tantas que constituyen el más antológico episodio de la mentira y el cinismo, propalados en escala mediática nacional.

"Aunque… pensándolo bien el 15 de Noviembre debería ser recordado como el día del 'autoengaño nacional'. Es que, la fórmula del engaño fue simple: Les dijeron lo que querían oír. Siempre he pensado que cuando uno solo está dispuesto a escuchar lo que quiere oír, siempre va a encontrar a alguien que le va a mentir.

"A propósito, y ahora que me doy cuenta ¿La movida contra Ofelia, mi mamá, en el día de ayer, será para tapar la mentira en el primer aniversario del debate? Si piensan que con eso les alcanza, lamento notificarles que no. Mañana y pasado mañana y la semana que viene y el mes que viene y el año que viene – con estas políticas – la gente seguirá con los mismos problemas de hoy: Desocupación y precarización laboral, salarios que no llegan a fin de mes, tarifazos, endeudamiento. Digo yo ¿y si prueban con poner un poquito de la energía que gastan en perseguirme a mí, a mi hija y ahora a mi madre, en solucionar los problemas que Ustedes, siempre Ustedes le han provocado a millones de compatriotas? Estoy segura que le iría mejor al Gobierno y a la Argentina", concluye Cristina.