Por Manuel de Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen
La pintada de los pañuelos de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en la Plaza del Centro Cívico de Bariloche comenzó en el año 2000.La iniciativa fue de la CTA Rio Negro, encabezada por su Secretaria Gral. Graciela Bedini, a la cual se plegaron numerosas organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales, de pueblos originarios y gremiales año tras año. La idea original y que perdura, es que está actividad deja un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos que perdura todo el año, que nos obliga de alguna manera a ejercitar la memoria.
El Pañuelo es el símbolo de las Abuelas y las Madres. Es reconocido a nivel mundial como símbolo de lucha por los organismos de Derechos Humanos. En la Argentina por el retorno de la democracia y su defensa irrestricta. Por la búsqueda de juicio y castigo a los responsables militares y civiles de la dictadura. Y por su acto de amor en la búsqueda de los restos de familiares desaparecidos y niños y niñas apropiados por la Dictadura.
En la repintada de los pañuelos participan padres, chicos y chicas jóvenes, abuelos, abuelas y nietos. Se realiza año tras año en el marco de las actividades por el día de la Memoria. La repintada de los pañuelos reúne a una cantidad de gente que crece año a año, incluyendo a familiares y amigos de detenidos desaparecidos y a sobrevivientes de los tormentos de la última dictadura. Así también a esta actividad suelen sumarse visitantes a la ciudad, tanto de nuestro país, como del resto del mundo. Todos ellos se acercan, preguntan, participan y se interiorizan sobre lo que nos pasó a la sociedad toda, en esa noche larga del 1976 al 1983. La repintada de los pañuelos se da en un ambiente muy ameno, familiar, de tristeza y de alegría al mismo tiempo. Se da una comunión entre los que participamos, porque nos sentimos contenidos, ejercitamos la memoria y la traemos al presente.
La pintada de los pañuelos se enriquece de distintas expresiones artísticas (poemas, pinturas, teatro), de reflexiones y homenajes a detenidos-desaparecidos y a militantes de la región y de reclamos por violaciones a los derechos humanos en el presente.
La memoria y la historia de un pueblo no son cosas abstractas y congeladas en un pasado lejano. Las dos necesitan ser revisadas y debatidas en cada momento histórico para entender lo que nos pasa hoy. Hasta no hace mucho tiempo no se hablaba de desaparecidos en Bariloche. Incluso se decía que en toda la región Patagónica la dictadura no había sido “tan dura”. Hoy sabemos que hubo un centro clandestino de detención en la Escuela Militar de Montaña, por donde pasaron muchos detenidos ilegalmente, y que hay más de 10 detenidos-desaparecidos que vivieron en nuestra ciudad.
La repintada también se da en un lugar simbólico para la historia y memoria de toda la región: La plaza del Centro Cívico, que ha sido históricamente el lugar de encuentro y el centro simbólico donde se han expresado y concentrado las luchas populares de nuestra ciudad y la región. Habría que preguntarse porque no puede considerarse como parte de nuestro patrimonio histórico a esas luchas, reivindicaciones y manifestaciones por los derechos de toda la ciudadanía: en defensa de la escuela pública, por los derechos de la niñez y la tercera edad, en contra de los crímenes impunes por la represión policial, en contra de la violencia de género y en defensa del medioambiente, entre otras tantas.
Asimismo, la oficialmente llamada Plaza Expedicionarios del Desierto, tiene su centro ocupado por la estatua del Gral. Roca en su caballo. Hay numerosas investigaciones, pruebas históricas y testimonios que indican que la llamada “Conquista del Desierto” no fue más que el primer genocidio perpetuado por el Estado Argentino. En clara concordancia con lo que ocurrió en las sucesivas dictaduras militares en nuestro país, especialmente en la última, en dicha campaña militar se asesinó, torturó, violó, deportó y se robaron los bebes, niños, niñas y bienes y tierras de las personas de los pueblos originarios Mapuche-Tehuelche que habitaban la región. Los bienes y tierras fueron entregados a unos pocos grandes terratenientes de la época, que hoy siguen siendo parte de la clase más adinerada de nuestro país. Es entonces otro claro ejemplo de cómo conocer y repensar la historia nos ayuda a comprender nuestro presente. En la repintada numerosas veces se han realizado intervenciones artísticas organizadas o espontaneas sobre la estatua: desde taparla con una sábana blanca o un Kultrun gigante, hasta pintarle los pañuelos encima o ponerles alguna mascara. Claramente no se hace como acto de vandalismo, sino de arte para la memoria.
Para finalizar cabe resumir que la pintada de los Pañuelos se ha convertido en una de las actividades emblemáticas del día de la Memoria de Bariloche y la Región. Una actividad amena, familiar, de memoria, de arte, reflexión y confraternidad. Que comparte gente de todas las edades de nuestra ciudad y turistas también. Que nos hace pensar y repensar nuestra historia para poder entender y mejorar nuestro presente y nuestro futuro.
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