La renuncia de la plana mayor del Hospital Zonal de Bariloche, presentada el 12 de marzo de este año, fue la culminación de una serie de hechos indicadores de un hospital en crisis. Nueva crisis que se junta a tantos episodios de años anteriores y que pareciera no tener correlato directo con el color político dominante en la provincia de Río Negro. En la nota de renuncia fueron mencionadas cuestiones tales como la situación económico-financiera, de recursos humanos y tecnológicos como también la falta de avances en reformas edilicias. Desde esa renuncia colectiva, la salud en Bariloche ha sido motivo de numerosos análisis, notas, comentarios y denuncias conocidos a través de reiteradas publicaciones en los medios locales. Un nuevo director fue contratado, contratado afuera. La situación, no obstante, no parece haber cambiado en lo esencial.
¿A quién hacer responsable? ¿A la Nación, a la Provincia o a la Ciudad? La situación de Bariloche ¿es muy distinta a la de otras ciudades de la Argentina? Lo que nos lleva a preguntarnos ¿De quién depende la salud de los argentinos?
En este punto conviene hacer un breve resumen histórico. El concepto de SALUD PÚBLICA se instaló en la humanidad recién en el siglo XX (segunda posguerra). La creación de la Organización Mundial de la Salud indujo una creciente injerencia de los Estados en los problemas sanitarios. También en la Argentina, con sus características propias. ¿Cuál era la situación anterior a este período? La salud de las personas pudientes era atendida en Sanatorios. Los Hospitales (estatales) existían y allí eran atendidos los indigentes y su presupuesto era solventado en gran medida por organizaciones no gubernamentales de carácter filantrópico y de beneficencia. En la década del 40, además del Estado, aparecen otros actores: el pueblo que empieza a ver a la salud como un derecho y los trabajadores, organizados inicialmente en mutuales que luego derivarán en el sistema de obras sociales. En Argentina, el Estado (bajo gobiernos peronistas) se convierte en prestador y a la vez planificador hegemónico de la totalidad de los servicios de salud convirtiendo al Hospital Público en un lugar de atención médica de toda la población. Surge la figura de Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud del país, mentor y ejecutor de un Plan Sanitario cuidadosamente diseñado.
Luego del golpe militar que derrocó a Perón la
hegemonía del Hospital Público se fue perdiendo. La política de salud
se encaminó a una disminución gradual del rol del Estado. En este marco, los
emprendimientos sociales de los sindicatos fueron asumiendo un papel menos complementario
y más sustitutorio. A fines de los años 60 las Obras Sociales ya cubrían a más
de 3 millones de personas. Esta
situación siguió así, con excepción de los intentos de recuperación integral de las políticas sanitarias peronistas que se observaron
(y fue muy importante en la Patagonia) en la primera mitad de la década de
1970.
¿Cuál es el estado de la salud hoy en Argentina? Actualmente la salud de los argentinos está en manos de un modelo en el que coexiste la gestión de salud pública con sistemas de seguridad social envueltas en prácticas de mercado. El sistema de Obras Sociales continuó reforzándose y terminó conformando en la Argentina un modelo asistencial a partir de las organizaciones sindicales por rama de actividad o lugar de trabajo. El equilibrio del sistema resultó seriamente afectado por las políticas de desregularización neoliberal de los 90s.
¿Y en Bariloche? El párrafo anterior es aplicable también a nuestra ciudad. Poniendo en números, la población de Bariloche sin cobertura médica alcanza al 30% de la población, generalmente familias de trabajadores informales; ellos constituyen el grueso de los usuarios del Hospital Público. Entonces, la mayoría de los barilochenses no se atiende en el hospital. Por lo tanto cuando se indaga sobre los problemas de salud de la población la respuesta será diferente según el grupo de pertenencia.
Los sectores más vulnerables (carenciados o pobres) hablarían sobre los problemas del hospital y también sobre la salita del barrio. Entre estos problemas surge el de la necesidad de concurrir personalmente al hospital muy temprano, casi en la madrugada, para poder conseguir un turno. También se referirán a las demoras una vez conseguido el turno, a los problemas para acceder a los medicamentos y a los estudios complementarios que necesariamente deberán realizar fuera del hospital (en el sector privado) ya que éste no cuenta con la tecnología necesaria.
Los sectores medios, trabajadores formales, hablarán del funcionamiento de las obras sociales. Que para atenderse tuvieron que hacer muchos trámites, que en la cartilla no están los médicos o clínicas que elegirían, que para acceder a medicamentos y estudios muchas veces tienen que pagar un porcentaje. Y ni hablar de las "crónicas" suspensiones de servicio por falta de pago a los prestadores. En Bariloche, haciendo números, la mitad de la población (alrededor de 60000 personas) está afiliada a la obra social de los empleados estatales provinciales y municipales (IPROSS). O sea, la mitad de la población de Bariloche en realidad desearía que IPROSS funcione mejor.
Fuera de estos dos grupos, el 20 % restante se divide entre PAMI (jubilados y sus familias) y los que cuentan con coberturas de otras Obras Sociales o Empresas de Medicina Pre-Paga. No obstante lo cual, ante una emergencia, todos recurrirán al hospital público.
A la sombra de este modelo asistencial creció un conjunto de prestadores por lucro integrado por instituciones (clínicas, sanatorios, etc.) y prestadores individuales (profesionales de la salud). En última instancia este sector es sostenido por las cuotas de afiliación de los trabajadores pero ellos mismos no tienen injerencia sobre la manera en que se maneja este capital. Vemos en Bariloche como se replican (innecesariamente) los servicios de cierta complejidad pero, al mismo tiempo, faltan otros servicios; o como, escandalosamente, se subordina la correcta atención de los pacientes a las maniobras de dos empresas, en conflicto entre sí, que comparten el mismo edificio. En este mismo sentido, no podemos dejar de mencionar el caso "policlínico ARBOS", policlínico eternamente en obras que se yergue cual monumento a la corrupción en la diagonal Capraro.
Lo que no se entiende es por qué las Obras Sociales no hacen acuerdos con el Hospital Zonal como prestador. Es más, un afiliado a una obra social no es aceptado como paciente en el hospital (salvo por emergencias). Por otro lado, el Hospital mismo tiene una dinámica cotidiana que no se corresponde con lo que desearía la mayoría de las personas. Por ejemplo, los consultorios externos no funcionan en horario vespertino lo cual obliga a la mayoría de los pacientes a perder la jornada de trabajo. Y esto es así, pese a que en Bariloche el 80% de los profesionales del hospital es empleado de tiempo completo y conforman un conjunto de excelentes profesionales (seleccionados por concurso) con un gran compromiso con la institución.
Debemos agregar que la realidad no es la misma a lo largo de todo el país con sus 24 distritos, autónomos en cuanto a su manera de gerenciar la salud. Si nos fijamos en las ciudades, también se encuentra una diversidad de conductas en relación a sus hospitales. Pero en todos lados se escuchan muchas voces en pro de una mayor injerencia del Estado en la Salud ¿qué significa que el Estado recupere el rol de rector del conjunto del sistema de salud? Creemos que el Estado debe reasumir el rol de garante y regulador de la Salud Pública, como en las épocas de Ramón Carrillo. Debe encontrar la manera de cumplir con este mandato en la actualidad, con la coexistencia de lo estatal y lo privado. Tendrá que, entre otras actividades, reforzar la fiscalización, establecer normas de calidad, mejorar el aprovechamiento de los recursos, poner por encima de todo el bienestar de la población.
Volviendo nuevamente a nuestra inquietud inicial ¿qué debemos esperar en Bariloche? Necesitamos mejorar las prácticas administrativas relacionadas con la salud; debemos organizarnos para defendernos impidiendo las mermas injustificadas del presupuesto de salud al que nos han acostumbrado los gobiernos provinciales; en definitiva, organizarnos para hacer realidad el Derecho a la Salud para toda nuestra población. Los mayores éxitos de nuestro Hospital (nos han dicho) están relacionados a los Programas Sanitarios Nacionales. Es perentorio que, además, podamos pensar, delinear y exigir nuestros propios programas, en relación directa con nuestros requerimientos. Que también en Salud nuestra comunidad se vuelva más inclusiva. Si falta apoyo desde la provincia, es la ciudad (las autoridades municipales) la que debería involucrarse con mayor intensidad en la problemática de la Salud Pública buscando vericuetos en leyes y disposiciones que hagan factible la intervención de nuestra comunidad, como lo ha previsto la constitución provincial. Hagamos que la Salud deje de ser un derecho no garantizado, porque la ciencia no ha avanzado solamente para unos pocos, porque se ha hecho en nombre de todos y con el trabajo de todos.
ESPACIO CARTA ABIERTA BARILOCHE
espaciocartaabiertabariloche@gmail.com
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Constitución de la provincia de Río Negro
Art. 59.La salud es un derecho esencial y un bien social que hace a la dignidad humana. Los habitantes de la Provincia tienen derecho a un completo bienestar psicofísico y espiritual, debiendo cuidar su salud y asistirse en caso de enfermedad. El sistema de salud se basa en la universalidad de la cobertura, con acciones integrales de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación. Incluye el control de los riesgos biológicos y socioambientales de todas las personas desde su concepción, para prevenir la posibilidad de enfermedad o muerte por causa que se pueda evitar. Mediante unidad de conducción, el Estado Provincial garantiza la salud a través de un sistema integrador establecido por la ley con participación de los sectores interesados en la solución de la problemática de la salud. Organiza y fiscaliza a los prestadores de la salud, asegurando el acceso, en todo el territorio provincial, al uso igualitario, solidario y oportuno de los más adecuados métodos y recursos de prevención, diagnóstico y terapéutica. La ley organiza consejos hospitalarios con participación de la comunidad. Los medicamentos son considerados como bien social básico y fundamental. La autoridad pública implementa un vademecum y las medidas que aseguren su acceso a todos los habitantes.
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Comentario de Tomás Buch:Muy buena la nota.
ResponderEliminarEn el resumen histórico, sólo falta una etapa importante, la del Plan de Salud del gobernador (peronista) Franco, entre 1973 y 1975, que fue tan ejemplar que quitó clientes a la medicina privada y fue terminada a bombazos a 5 de los mejores profesionales. Los bombardeados se fueron (entre ellos Raym Guthman, recientemente fallecido, obstetra y neonatólogo que hizo nacer a buena parte de los que lo hicieron en esos dos años y medio.) y algunos otros, también, y los que se quedaron constituyeron el Sanatorio San Carlos (como Marpegán).
Lo tuyo (nuestro) no es una historia sino una queja.
A la que se podría agregar la privatización parcial del hospital mismo. Yo acabo de sacarme un centellograma: ubicado en el Hospital Carrillo pero pago por mi obra social. No sé qué pasa con los que no la tienen, o si Moguilevsky paga alquiler por el local que ocupa.
También se puede mencionar el monumental edificio nuevo, comparado con el viejo, que sigue tan decaído como siempre.
Otro ejemplo, desconocido, es el sabotaje que el equipo técnico hacía (en los años 1980, creo), de los equipos de rayos X, cuando se pidió a Invap que se hiciera cargo del mantenimiento de los equipos algo más sofisticados, justamente porque no conseguían que los titulares lo hicieran.
Un cariñoso saludo, Tommy
Muchas gracias por tu contribución.
ResponderEliminarEn este mismo blog hemos tocado en varias ocasiones el tema del Plan de Salud de la Provincia de Río Negro años 1973/1976. Para encontrar estas notas, en el costado izquierdo de la página, seleccionar "Salud Pública" como palabra clave. Aparecerán todas las notas con esta etiqueta algunas de las cuales se refieren al tema comentado.