"La creación de una nueva secretaría en el ámbito del Ministerio de Cultura generó una metralla de ironías, comentarios socarrones y algunas críticas (...) Hubo quienes le auguraron al nuevo secretario, el filósofo Ricardo Forster, un descenso fulminante del mundo académico al de la plebe. En algunos ámbitos la palabra “nacional” eriza los pelos, se la relaciona con los “flor de ceibo”, como se les decía despectivamente a los intelectuales peronistas “porque crecen en cualquier parte” y no son “cultivados”." Escribe Luis Bruchstein, hoy en Página 12 [1]
Y sigue, poniendo sobre el tapete la confrontación José Martí / Domingo Faustino Sarmiento. Mientras
Samiento adhiere a la civilización expresada en Europa y Norteamérica despreciando "las razas americanas" -tanto sus costumbres como aspecto físico- Martí responde que "no hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza". Son dos visiones de la misma realidad, la de Martí (cubano de origen español) y la de Sarmiento ("nacional" por haber nacido en Argentina). El pensamiento no tiene nacionalidad. El pensamiento “nacional” no es el pensamiento “argentino”(...) El pensamiento argentino es mucho más amplio y diverso. Dentro del pensamiento “argentino”, el pensamiento “nacional” siempre fue una minoría, quizá por esa poderosa impronta que le dejó Sarmiento y que termina de cuajar en el proyecto de Roca y la generación del ’80 (...) Las imágenes del “cabecita negra”, del “grasa”, o del “aluvión zoológico” que describen al obrero peronista se emparientan con algunas descripciones que hace Sarmiento del gaucho y los indios en el "Facundo, civilización y barbarie" [1]
Forster y D'Elía en Bariloche, mayo 2012 Foto Natalia Buch |
[1] http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-248092-2014-06-07.html
[2] http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-248073-2014-06-07.html
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